El rol de la mujer rural hoy

En los debates y diálogos donde el agro es el eje central, cuando se hace referencia a los actores participantes en los procesos productivos, la generalidad indica que se habla de los hombres de campo. Sin embargo, en estos tiempos que corren, todos los integrantes de un núcleo familiar desempeñan roles vitales, pero el verdadero centro dinámico del mismo es la mujer. En este contexto, no podemos desconocer su rol como un sujeto agrario activo, partícipe cada vez más en los esquemas de toma de decisiones de los emprendimientos agropecuarios familiares.

 

Se torna imprescindible trabajar desde el Estado en la integración de la perspectiva de género en todos los planes y estrategias de desarrollo rural y políticas agrarias públicas. La mujer es actor central en el sostenimiento de las acciones colectivas a lo largo del tiempo, y está demostrado que es vital su labor a la hora generar redes y lazos que vinculan el desarrollo económico sustentable con el arraigo familiar.

 

La mujer asienta su futuro sobre tres pilares básicos que permiten vincularla con el porvenir del sector agropecuario, tranquera adentro: la familia, el trabajo y el territorio. Además, existen ventajosas razones económicas para promover la igualdad de género en el sector agrícola. Estudios realizados por la FAO afirman que, sólo con dar a las mujeres el mismo acceso que a los hombres a los recursos agrícolas, se podría incrementar la producción de las explotaciones campesinas en los países en desarrollo de un 20 a un 30 por ciento.

 

Al inicio de nuestra gestión, el gobernador De la Sota tomó la decisión de crear la secretaría de Producción Agropecuaria Familiar, con el objetivo de contribuir a la consolidación de este tipo de sistema productivo mejorando la calidad de vida de los pobladores rurales, propendiendo al aumento de la producción, al arraigo territorial y al empleo agrícola familiar de calidad. Los ejes del trabajo que se llevarán adelante desde esta nueva área son la promoción del asociativismo, la integración horizontal y vertical con el objetivo de agregar valor en origen, y la promoción del autoabastecimiento familiar como paradigma de la libertad económica.

 

La implementación de políticas en el sector agropecuario que no dejen de lado la participación activa de la mujer rural, debe estar en la agenda de los principales temas del Estado. Y desde la cartera agropecuaria estamos trabajando en varios ejes centrales tales como: lograr una línea de crédito hipotecario para la construcción de viviendas rurales, fortalecer instancias de seguridad comunitaria, facilitar el acceso a la energía eléctrica o alternativa y la conexión a Internet, entre otras comodidades que incentiven el arraigo rural.

Como todo primer paso, las iniciativas encaradas seguramente se caracterizarán por una necesidad de apoyo desde distintos ámbitos; pero tenemos la convicción de que con tiempo, esfuerzo y una visión amplia, la inclusión de la mujer rural en los procesos económicos y productivos dejará de ser un “tema a desarrollar”, para transformarse en una realidad.