“No existen perros malos, sino dueños sin conocimientos”

Eduardo Martínez Arriaga es un médico veterinario mexicano de amplia experiencia y prestigio en el trabajo con perros. En los últimos días pasó por segunda vez por Córdoba, invitado para capacitar a grupos de canes privados y de la Policía que trabajan en detección de explosivos, narcóticos, en búsqueda y rescate de personas vivas y en localización de cadáveres.

Además de especializarse en el manejo de “perros de trabajo” y la capacitación de sus guías, el profesional se desempeña también en la instrucción del “mejor amigo del hombre” desde el punto de vista de su utilización doméstica.

Martínez Arriaga define su método como “muy natural” y apuntado a la búsqueda de los instintos caninos. La tarea está estrechamente vinculada con la educación de los humanos. “Tratamos de educar a las personas, pasarles la información de que el perro es perro y que hay que tratar a los animales como tal sin que esto suene peyorativo. Respetar su especie”, define.

Este es un tema que cobra importancia en nuestros días. Cada vez con mayor frecuencia los medios reflejan noticias de desgracias y hechos de sangre que involucran a mascotas en situaciones hogareñas.

“En la actualidad estamos humanizando mucho a los perros, como si no entendiéramos que somos especies completamente diferentes. De alguna manera hemos ayudado a su confusión, ya que muchas veces hasta son tratados como si fueran hijos”, refiere.

Una idea socialmente aceptada dice que hay razas más propensas a la agresividad que otras. El especialista indica que en realidad lo que hay son “perros más predispuestos a la hiperactividad”. Muchos de los hechos que trascienden mediáticamente son provocados por la ansiedad que los humanos imprimen en sus animales.

“La ansiedad puede ser generada por no sacarlos a pasear, sobreprotegerlos, solapar todas sus malas acciones. Hemos encontrado familias que solapan mucho más las malas acciones de sus perros que las de sus propios niños”, comenta.

La falta de límites claros puede traducirse en alimentar a las mascotas a destiempo o durante todo el día, permitir que trepen sobre las personas, o que se posicionen en camas o sillones sin dejar que nadie se les acerque. “Con la falsa idea de que dependen de nosotros, los dejamos hacer cualquier cosa”, grafica el mexicano.

La ciudad y los perros

“Uno de los problemas, sobre todo en las ciudades, es que tenemos poco tiempo para nuestros perros. Mucha gente vive en departamentos, lo que impide el desplazamiento necesario para que el animal pueda desfogar su actividad física. Esto hace que la ansiedad vaya acrecentándose, y esa ansiedad crea una frustración que puede desencadenar en cualquier tipo de problema de conducta o, peor, en agresividad”, explica.

Acerca de cómo conducirse con perros que ya han generado episodios violentos, el hombre oriundo de la ciudad de Monterrey expresa: “La prioridad es el bienestar de las personas por medio del bienestar de los animales. Si el bienestar de las personas está en riesgo, no podemos poner las manos en el fuego por ese animal”.

“Frente a un perro que ya presentó una agresividad de cierto nivel, debemos pensar con los pies en la tierra sobre el hábito que se fomentó. No podemos arriesgarnos”, advierte.

“Las personas que deseen recurrir a un profesional deben elegir veterinarios o entrenadores que cuenten con un historial comprobable. Todos los animales son presentados a la humanidad para su uso. Desde esta especialidad tratamos de darles a los canes una excelente vida, trabajar su instinto, su potencialización natural”, concluye.

Canes detectores de explosivos

El área de Canes Detectores de la División Brigada de Explosivos funciona bajo la estructura de la dirección Bomberos de la Policía provincial y está a cargo del comisario inspector Pablo Charra. En este momento cuenta con diez perros y sus respectivas guías u operadores. Juntos, perro y guía, forman lo que se llama un “binomio operativo”.

“La idea es trabajar hacia la especificidad del binomio. Sin ese vínculo, el perro no trabaja para el policía. El perro es una herramienta, como el arma provista. Es un trabajo que se debe llevar en el alma”, comenta la sargento ayudante Zulma Flores.

Estos perros altamente entrenados comparten la vida de sus operadores, al punto que permanecen junto a ellos cuando los oficiales están de guardia, pero también durante los francos, ocasiones en que los guías llevan a los animales a sus propias casas.

Se privilegia a aquellos perros que aprenden más rápido. La instrucción está obviamente relacionada con la capacidad del instructor. Cursos como los que brinda Martínez Arriaga son parte de la capacitación que se está dando en la Policía Córdoba a nivel canes.

En algunos casos se trata de crías nacidas dentro de la misma área. Si reúnen los requisitos de destreza e instinto de caza necesarios, se les brinda estimulación y socialización hasta los cuatro meses. Después empieza otro tipo de trabajo, referido al adiestramiento puntual en explosivos.

Es tal el grado de entrenamiento de estos perros que algunos de ellos también participan en labores de canino terapia con chicos de centros educativos especiales. “Es un trabajo multidisciplinario del que participan psicólogos, veterinarios, adiestradores, en el que el perro cumple una labor de asistencia”, explica Flores.