CreSer más allá de los años

La juventud es una cuestión de actitud, un estado espiritual; una decisión personal de creSer (Sí. Así, con “s”), de disfrutar y saborear la vida manteniendo el asombro, la alegría y el agradecimiento. Esas fueron algunas de las claves de la conferencia “¿Qué es CreSer?” que ofreció este jueves en el Hogar Arturo Illia, Roberto Pérez, abogado, teólogo y filósofo declarado “Embajador para la paz” por las organizaciones «Mil Milenios de Paz» y «Fundación Paz Ecología y Arte».

El evento fue organizado por la Dirección de Promoción Familiar y Lucha contra la Violencia de la Municipalidad y la Caja de Jubilaciones a través del Hogar Arturo Illia, un espacio socio cultural para adultos mayores.

“Siempre es necesario contar con una canción de esperanza”, dijo Roberto Pérez a los más de 500 asistentes luego de que la cantante Cristina Oliva le cediera el escenario para la charla. “¿Qué significa CreSer?” – preguntó Pérez para contestarse de inmediato: “Es recuperar los sabores que a avances se pierden entre tanta información”. Así, comenzó la conferencia que tuvo como eje la evolución cualitativa de la persona y la humanidad, y la importancia de alcanzar una consistencia personal y grupal.

“La experiencia no es lo que le pasa a las personas, es lo que la personas hacen con los que le pasa. El arte de vivir pasa por enfrentar las dificultades”, señaló el disertante quien remarcó la importancia de enfrentarse al sufrimiento cuando la vida nos pone a prueba, para aprender de las cosas que nos pasan. “Uno no puede cambiar el pasado, pero sí la forma de mirar el pasado. El dolor es inevitable pero el sufrimiento se elige”, agregó.

“Venimos a aprender y a alcanzar la mejor versión de uno mismo” enfatizó Pérez, quien aseguró que aprender es una actitud existencial y que “creSer” refiere “a un crecimiento cualitativo que tiene que ver con la actitud, no con los años”.

Así, describió las tres claves fundamentales para una actitud joven: mantener la capacidad de asombro; la alegría, refiriéndose a aprender a disfrutar y saborear la vida; y el agradecimiento, ya que “la gratitud es el perfume del amor”. Contraponiéndose, de esta manera, a la indiferencia, la tristeza y la queja; y a los enemigos de la vida: el desencanto, el disgusto y el desgano.

“Aprender a vivir es aprender a dejar ir”, resaltó el disertante y agregó: “CreSer es una decisión de vida, una decisión personal para sostener este crecimiento. La persona que crece internamente tiene un lifting espiritual, aunque pueda tener arrugas por fuera… se trata de lucidez y placidez, es decir, de tener luz y paz”.

Además, se refirió a la importancia de ser consistentes con lo que uno quiere y de aprender a pensar en plural. “Aprendamos a tomarnos de la mano y no caminar solos”, señaló.

“El secreto no es qué hacemos sino cómo hacemos lo que hacemos”, agregó y dejó abierta la pregunta para empezar a creSer: “¿Qué no estás haciendo que deberías hacer para alcanzar una mejor versión tuya?