Detrás de cada stand instalado en la Feria de las Artesanías hay una historia de vida laboral, vocación y horas de trabajo que no siempre se ven reflejado en sus producciones y menos aún en sus ventas. A partir del apoyo de la Fundación del Banco de Córdoba con stand, créditos y capacitación, 16 artesanos tienen otra expectativa y proyección de su trabajo.
Carlos Aguirre, artesano del mimbre del departamento Colón, dice que es la primera vez que participa en una feria de esta magnitud. “Empezamos con un crédito de la Fundación, fuimos seleccionados y recibimos capacitación”, dice Aguirre. Su mirada de la exposición hoy es diferente: “La Feria no sólo es un paseo, es una oportunidad de negocios”, asegura el artesano y reconoce que tras las diferentes capacitaciones recibidas en la Fundación del Banco de Córdoba ya se habla de «mercado» y de «clientes».
Las experiencias se multiplican; cada uno de los emprendedores seleccionados para promocionar sus productos dan cuenta del empujón que recibieron y que les abre la oportunidad de estar en el lugar indicado para no sólo vender, sino generar nuevos negocios.
Tomás Noguera, es un joven de la localidad de Los Surgentes que tiene destreza y habilidad para trabajar con la madera. No deja de sorprenderse ante la mirada de visitantes curiosos que observan cómo trabaja sus retratos calados en madera. El oficio lo aprendió en Cruz Alta, se acercó a la Fundación y fue seleccionado con un crédito para su microemprendimiento. Participó en la “Feria de los Frutos” que organizó la Fundación Banco de Córdoba el año pasado y ahora está en la 32° edición de la Feria de las Artesanías.
A la vuelta del adolescente, se encuentra el lutier Mauro Sosa con sus instrumentos de percusión y cuerda africanos. “Para mí lo más importante es haberme encontrado en este sitio con artesanos que tienen una trayectoria de 30 ó 40 años y darme cuenta que se puede vivir del trabajo artesanal”, sostiene Sosa.
Su acercamiento a la Fundación sucedió en octubre cuando participó como representante de La Granja en una feria que se desarrolló en Saldán. Fue entonces que tomó contacto con la Fundación y obtuvo la ayuda para presentarse en Feriar. La gente que se acerca pide datos sobre los instrumentos “a los que la mayoría considera exóticos porque son africanos”.
Sosa tiene un puesto en el Paseo de las Artes durante los fines de semana, pero reconoce que la oportunidad en la Feria de las Artesanías es “única” por las oportunidades que brinda.