Actores regionales para el desarrollo sustentable

Fue el semiólogo italiano Umberto Eco quien acuñó los términos “apocalípticos e integrados” como simplificación conceptual al momento de optar por calificar posturas extremas en torno a algún fenómeno en particular. Extremos en apariencia irreconciliables, los apocalípticos enfatizan los aspectos negativos, en tanto los integrados son los que adscriben con fervor a la doctrina de turno.

Esto viene a cuento de algunas posiciones que se dejan entrever entre distintos actores de organizaciones sociales, ONG’s, sectores de gobiernos de distintos niveles y medios de comunicación sobre la Cumbre Río + 20: los vaivenes oscilan entre la esperanza desmesurada y el escepticismo, entre expresiones de deseo y el utilitarismo más pragmático.

En nuestra participación como gobierno provincial y en tanto miembros de regiones agrupadas en la Organización Latinoamericana de Gobiernos Intermedios (OLAGI) intentamos realizar aportes al debate de la consecución de metas en el desarrollo sustentable. En este sentido, es especialmente destacable fomentar la importancia que los espacios sub-nacionales han adquirido en las últimas décadas en las cuales, como es ampliamente comentado, distintas dimensiones de un proceso denominado genéricamente “globalización” transformaron y afectaron drásticamente formas de producción y gestión.

Son los gobiernos sub-nacionales (región, provincia, municipio) los actores llamados a tener un papel importante en la definición y puesta en práctica de políticas consensuadas que posibiliten el encuentro armónico entre el desarrollo productivo y las políticas ambientales, entendiendo que un trabajo asociado entre la parte pública y la privada es fundamental para el logro de estos objetivos.

Resulta necesario ocupar estos espacios que la Cumbre Mundial brinda para apuntalar

los compromisos que los distintos gobiernos tomaran oportunamente, evaluar lo realizado en concreto hasta nuestros días y resaltar las carencias que subsisten.

Es menester entender que si deseamos verdaderamente un desarrollo sustentable se torna imprescindible alcanzar acuerdos entre los distintos actores sociales, políticos y la agenda de Estado, a fin de tomar decisiones sistémicas que impliquen verdaderos procesos y no “fotos” del presente sin meritar los hechos por detrás del acontecimiento.

Sin esperar revoluciones pero con la certeza que estos acontecimientos de escala planetaria sirven para expresar nuestra voz, aprender de la experiencia comparada y sacar conclusiones que sirvan para instrumentar políticas de Estado que contribuyan a la excelencia de la democracia y al desarrollo de nuestros pueblos.

Esperemos que así sea.