Semana del Prematuro: una historia de Sol y Luz

Luz Malena Pérez tiene poco más de dos meses. Nació en el Hospital Materno Neonatal, a las 29 semanas de gestación. Luego de casi 60 días de internación -primero en UTI y luego en UCI- se fue a su casa con su mamá, María Sol Paredes.

«Fue re lindo llegar a casa con ella, tenerla en los brazos, verla en los brazos del padre, acostarla en su cuna que era ocho veces más grande que ella. Ya después a la noche lloraba, yo la alzaba y como cuando la volvía a acostar, sentía quejidos, me la traía conmigo un ratito. No la podía dejar, porque la primera vez te asusta que puedan ser apneas y esas cosas, entonces querés tenerla ahí para saber si le pasa algo o no. Pero por suerte, todas las noches de diez», cuenta María Sol.

Durante la internación, permanecían juntas la mayor parte del tiempo, pero por la noche tenía que volver a su casa. «Venía a la mañana tempranito, a las 8.30, que es el horario en que la bañábamos, la cambiábamos y me quedaba todo el horario hasta las 6 de la tarde o hasta las 9», relata la mamá.

En esa larga estadía, se tejen vínculos con otras mujeres que están atravesando lo mismo. Así, empezó a juntarse con otras madres, y en una ronda de mates, compartían las novedades de sus hijos: si habían aumentado de peso, si toleraban la leche, si había habido algún problema. «Nos hicimos un grupo re bueno de amigas. Es más, tenemos el grupo de Whatsapp todavía, y nos seguimos hablando, ya nos vamos a juntar todas con el bebé», se entusiasma María Sol.

El acompañamiento de enfermeros también es fundamental para atravesar esos días de mucha ansiedad y muchos interrogantes. «Ellos estaban pendientes, te enseñaban cómo bañarla, cómo tocarla, cómo agarrarla, porque al ser primeriza, yo no sabía. Al momento de alzarla, te ayudaban a sacar todos los cables de la incubadora, para que no se los tires, para que no la lastimes. Con los bebés re bien, porque les hablaban como si fueran sus hijos», recuerda. Este año, la Semana del Prematuro se enfoca en el derecho que tienen los recién nacidos de parto prematuro a recibir cuidados de enfermería de alta calidad, orientados a proteger su desarrollo y centrados en la familia

«Si me preguntan si recomendaría este hospital, digo sí, mil veces. La atención que me dieron a mí, y más la que le dieron a ella, la contención que le dieron, la ayudaron muchísimo. Pero me la malcriaron un poco», dice entre risas.

Según su mamá, Luz es tranquila pero quiere estar despierta. Hace sonrisas y juega con las manos de María Sol, mientras esperan su turno en el consultorio de seguimiento de recién nacidos de riesgo. Allí la recibirán los profesionales, con la alegría que trae cada uno de estos pequeños reencuentros.