Con mucho blues terminó el ciclo de conciertos en las cárceles

Con un show a puro blues en el Módulo MX2 de la Penitenciaría de Bouwer, Mascarponne Sanabria cerró el ciclo de Conciertos de Verano organizado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Desde que comenzó a principio de enero, mujeres y hombres alojados en establecimientos penitenciarios de la provincia disfrutaron y también participaron de diversas propuestas musicales.

Este martes, Mascarponne Sanabria literalmente traspiró la camisa y dejó todo en el escenario. Histriónico y potente, acompañado por una formación de bajo, guitarras eléctricas y batería, el cantante oriundo de Deán Funes puso de pie a un centenar de internos que no pararon de aplaudir, y hasta le pidieron que versioara algunos clásicos del cuarteto. Mascarponne se animó y cantó temas de Gary con ritmo de blues. “Muchas gracias por el silencio, los aplausos y por las risas también. Son un gran público”, dijo el músico.

Sandra Chiavaro, directora general de Capacitación Profesional Penitenciaria del Ministerio de Justicia, mostró gran satisfacción por la concreción del ciclo. “Es una apuesta al derecho a la recreación pero además una apuesta fuerte a las propuestas culturales, por que estamos convencidos de que con la educación formal no alcanza”, dijo la funcionaria.

“Hay muchísimas personas que tiene muchas competencias que no son necesariamente las intelectuales clásicas, pero de repente sorprenden cantando, escribiendo o actuando. Esto sirve también par motivar la expresión”, agregó Chiavaro. 

Durante todo el año, el Ministerio ofrece diferentes actividades culturales a través del programa Cultura en las Cárceles, que se articula principalmente con los docentes de los espacios educativos de las instituciones. Desde hace algunos años comenzó a complementar esas actividades con los ciclos de verano, que sirven para enriquecer las propuestas del calendario.

A diferencia de las actividades formales que realizan durante el año lectivo, donde los internos deben acreditar la participación en talleres y cursos, ahora pueden participar si lo desean o simplemente ser meros espectadores. A lo largo del ciclo, hubo de todo en la agenda: desde bandas integradas por internos, hasta audaces que se subieron a cantar y tocar con los invitados. 

“Ahora queremos agasajarlos, acompañarlos durante esta temporada de verano que a veces es dura y se siente más la privación de la libertad”, explicó Sandra Chiavaro y agregó: “Valoramos el esfuerzo económico y logístico del Ministerio y del Servicio Penitenciario de Córdoba para poder llevar propuestas de esta calidad”.

Marcos, uno de los internos, vivió el espectáculo como “una voladura de cabeza. Me llenó de energía. Además de escuchar algo nuevo y disfrutar un rato, estas cosas nos vuelven a conectar con lo esencial”, dijo.