Llega la Fiesta de la Virgen de La Candelaria

El 2 de febrero, en distintos puntos de Latinoamérica, se celebra el día dedicado a la advocación de la Virgen de La Candelaria. Esta celebración comenzó a principios del Siglo X en Tenerife, España, donde se dice que la Virgen apareció en la desembocadura del barranco Chimisay.

Llegó al continente americano de la mano de conquistadores y se desplegó por todo el territorio, uniéndose a las culturas locales en un sincretismo cultural y religioso que dio lugar a grandes fiestas populares que no pueden dejar de visitarse. Una de ellas se encuentra en Puno, Perú, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

En Argentina también existen muchas ciudades que se unen a esta tradición religiosa como la Quebrada del Humahuaca (Jujuy) y la Estancia Jesuítica La Candelaria (Sierras de Córdoba), donde todos los 1 de febrero pobladores y vecinos instalan la feria de comidas para recibir a los visitantes el día de la procesión. La tradición religiosa se une a las costumbres locales con la llegada de agrupaciones de gauchos y feligreses que concurren desde todos los puntos de la provincia para homenajear a la Virgen.

Por la madrugada, los fuegos artificiales y las bombas de estruendo iluminan la Estancia dando comienzo a esta gran fiesta popular que continúa durante todo el día. Las actividades comienzan alrededor de las 10 de la mañana cuando se abren las puertas de la Estancia Jesuítica y la Capilla y el sacerdote de la localidad de Villa de Soto atiende los pedidos de los devotos, realiza confesiones y bautismos.

A partir de las 11 ce celebra la misa principal en homenaje a la Virgen de La Candelaria que, previamente, ha sido bajada de su camarín y preparada para ser llevada “en andas” y escoltada por gauchos y feligreses por las inmediaciones de la Estancia. Luego de la procesión, la Virgen vuelve al abrigo de la Capilla ante el saludo de cada una de las agrupaciones.

Finalizada la celebración religiosa se despliegan puestos de comida tradicional y conciertos improvisados de gauchos y visitantes que, al ritmo de las guitarras, organizan espontáneamente grupos de música y bailes folclóricos en los que nadie queda afuera.