El día que Ciriaco Ortiz y Gardel vinieron al Hogar Arturo Illia

“Esta milonga es de ustedes. Que nadie planche, no tiene que quedar ni una mujer sin bailar…”, convocó Sandra Ortega, tallerista de Tango en la charla previa a los asistentes de baile que esperaban entusiasmados vestidos de zapatos, chals, trajes y sombreros, vestidos y algunas flores en la cabeza.

Es que en la tarde de este jueves, en una jornada a puro baile, el tango y la milonga se adueñaron del Hogar Arturo Illia de la Caja de Jubilaciones en la “Tarde de Milonga” organizada por los talleres de Tango de la institución y que con la participación de la Asociación Cordobesa de Tango y el Ateneo Cultural del Tango. Una jornada para promover la participación y la vejez activa en los adulos mayores a través de ritmos tradicionales.

“Queremos agradecer al Hogar por este espacio y por el precedente de armar un patio de tango en la institución”, señaló Sandra al inicio del evento, alrededor de las 2 de la tarde, junto a los demás talleristas organizadores: Miguel Cisteros, Pablo Chávez y Roberto Antonio Acevedo. Se destacó así el trabajo en equipo, uno de los objetivos para los cuales trabaja el espacio recreativo, socio cultura, Hogar Arturo Illia.

“El tango no está sólo en bailar, también hay cultura y hay historia”, agregó para finalizar la presentación y dio el pase a la presidenta de la Asociación Cordobesa de Tango, Josefina Pedernera, quien junto a Silvio Capellino, de la misma institución, hablaron sobre Ciriaco Ortiz, un reconocido personaje de la provincia que “marcó un estilo en el tango cordobés”.

“Alrededor de los 20 años Ciriaco se fue a Buenos Aires y como a todo los músicos del interior, le fue difícil. Venció con su talento que era extraordinario”, recordó Cappelino. “Fue uno de los pocos bandoneonistas que aceptó Gardel, ya que él tocaba con guitarra. Además, se ganó el respeto y amistad del cantante y, mucho más, la de Edmundo Rivero”, agregó sobre quien fue el maestro del reconocido Aníbal Troilo. “Hablan del discípulo y no del maestro. No tenemos que dejar caer en el olvido a estos personajes”, instó Silvio con música de Ortiz de fondo.

Además, contaron que presentaron una iniciativa para declarar al 15 de agosto, “fecha comprobada en la que nació Ciriaquito” según los miembros de la asociación, como Día Municipal del Tango en honor a Ortiz. “Hay que rescatar a Ciriaco y a todos los maestros de Córdoba”, finalizó Josefina.

Luego fue el turno de Alberto Clementi del Ateneo Cultural del Tango. Con un antiguo proyector de películas “al estilo del que crearon los hermanos Lumiere”, mostró una cinta con temas de Gardel como “Soledad”, “Sus ojos se cerraron”, “El día que me quieras” y “Mi Buenos Aires querido”, entre otros.

Después de la película empezó la hora del baile con una clase abierta. Mujeres de un lado y hombres del otro, todos muy atentos a los encargados de los talleres de tango que enseñaron nuevos pasos e hicieron practicar a asistentes de baile y de otros talleres presentes cómo moverse al ritmo del dos por cuatro. Uno, dos, tres, paso a frente, atrás, entre piernas, cuatro, cinco, seis…y el Hogar aprendió a moverse al ritmo de los grandes artistas del tango y la milonga.

Para el final, un gran baile con bandoneón, teclado y contrabajo en vivo a cargo de la orquesta compuesta por el maestro Hermes Bálsamo, Julio Lezcano y el joven Guillermo Marengo. Primero con “Don Juan”, después con “9 de Julio”, “Palomita Blanca”, algunas milongas y otros vals el Hogar celebró una jornada dedica a la música tradicional.