El arte de escribir a la velocidad del habla

“Todo comenzó cuando un día el profesor de Historia nos trajo de visita a la Unicameral. El director de taquigrafía preguntó: ‘¿A quién le interesa esto?’, y yo fui el único que respondió.  Y aunque pasó el tiempo, Víctor González sigue recordando ese momento en el que supo que su vida estaba en ese lugar.

Desde hace 25 años, este contador cordobés se desempeña como taquígrafo de la Legislatura Provincial donde ingresó tras rendir cuatro concursos.

“Mi trabajo se desarrolla durante las reuniones de sesiones. A través de signos taquigráficos, tomo nota de los debates parlamentarios, y luego los traduzco”, explica sencillamente Víctor.

Pero lo que empezó como un juego o un pasatiempo, se convirtió de pronto en mucho más. “A mí me trajeron del colegio secundario porque antes la taquigrafía era una materia y para mí era un hobby. Me entusiasmé, me empecé a preparar, venía a escuchar las sesiones y hoy estoy acá. Sé que volvería a elegir esta carrera porque es algo que me apasiona”, aseguró.

De Córdoba al mundo

Víctor es un mundialista experimentado, que conoció los más imponentes congresos europeos en competencias frente a colegas de distintos países.

De hecho, hace casi dos meses participó de su tercera competición internacional que se llevó a cabo en Budapest y donde obtuvo el séptimo lugar entre 600 taquígrafos de todo el mundo.

Este evento se realiza paralelamente con un Congreso, y está organizado por el organismo Intersteno.

“La competencia se basa en un dictado de debates parlamentarios de la Comunidad Europea con una duración de 15 minutos. Al comienzo van hablando despacio y a medida que van pasando los minutos, se incrementa la velocidad hasta llegar a superar las 120 palabras por minuto. Quien no se pierde tiene una mejor calificación”, dice.

Su primera experiencia en este tipo de campeonato fue en 2011, en el Mundial realizado en París donde quedó en la posición 23. En 2013, viajó rumbo a Bélgica donde ascendió hasta el noveno puesto.

Lo que viene será Berlín 2017 y Víctor comenta que “las expectativas están puestas allí, ahora quiero entrenarme mucho más. Tengo ganas de seguir mejorando la técnica y poder quedarme con uno de los primeros tres lugares”.

Taquigrafía: un arte que necesita difusión

Este oficio plagado de líneas rectas y curvas, elipses, círculos y puntos salió de las currículas escolares hace tiempo, y para los más jóvenes es una tarea casi desconocida.

De dar a conocer esta actividad se encarga, entre otras cosas, la Asociación Argentina de Taquígrafos Parlamentarios de la que Víctor es actualmente su vicepresidente.

“Trato de participar de todo lo que se haga en esta profesión. Trabajamos en la difusión para que las personas se interesen y conozcan de qué se trata este oficio e intentamos organizar cursos, crear un nuevo semillero y que haya gente que pueda entrar al cuerpo de taquígrafos del parlamento”, cierra.

Los interesados en conocer más sobre taquigrafía pueden acercarse a la Legislatura de la Provincia de Córdoba, ubicada en Deán Funes 94 de la ciudad capital.