Abel Albino: «Vivo como los niños, con planes y sueños»

Ante un auditorio colmado, el destacado pediatra y titular de la Fundación CONIN (Cooperadora de la Nutrición Infantil), Abel Albino, brindó ayer una disertación sobre su especialidad bajo el eje: “Alimentación para Construir una gran Nación”. La actividad se llevó a cabo en el auditorio principal de la Ciudad de las Artes y el público asistente debió entregar para el ingreso una caja de leche en polvo. Todo lo receptado fue destinado a la Asociación Civil «Un Vaso de Leche».

Albino fue convocado por el ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de la Provincia, en el marco de una serie de encuentros que tendrán como principal temática la cuestión alimentaria de niños, adultos y ancianos. Estas convocatorias forman parte de los trabajos de difusión y concientización que llevan adelante los equipos técnicos de la secretaría de Alimentos de la cartera agropecuaria.

La de Albino fue la primera de estas jornadas, desarrolló conceptos claves acerca de la importancia de una adecuada nutrición, fundamentalmente en los primeros años de vida.

El destacado pediatra fue recibido por los ministros de Agricultura, Ganadería y Alimentos, Julián López; de Desarrollo Social, Daniel Passerini y de Comunicación y Desarrollo Estratégico, Jorge Lawson; por los secretario de Alimentos, Fernando Fontana y de Agricultura, Juan Cruz Molina.

Sus conceptos. “La relación entre pobreza y desnutrición es una regla que se da -sin excepción- en los niños hasta los seis años”, sostiene. Albino divide a la desnutrición en primaria (que se encuentra en los países pobres); y secundaria, que se puede hallar en cualquier lugar del planeta y es la que se da en los chicos que han tenido una cardiopatía o tienen alguna enfermedad.

Reconoce que aprendió a discernir entre el hambre y la desnutrición. La primera se la combate fácilmente. “Hago una olla popular, invito a 500 personas y listo, se acabó la necesidad, pero ese no es el problema de fondo”, dice Albino, e indica que la desnutrición es mucho más compleja y se necesita un abordaje integral que dé respuesta de manera multidisciplinaria. “Hay que poner cloacas, hacer casas, alfabetizar a los padres, construir escuelas de artes y oficios, el hambre es lo de menos”, enfatiza.

CONIN trabaja sobre tres ejes: docencia, con talleres de capacitación para la familia; asistencia, a partir de programas que apuntan a satisfacer las necesidades de los beneficiarios y que promueven el esfuerzo de la familia junto con el de la institución, «para no caer en el asistencialismo, que genera dependencia, falta de autoestima y, en definitiva, más pobreza»; y por último, investigación sobre pobreza y desnutrición, para cuantificar el impacto que tienen las estrategias implementadas.

“Con los pies en la tierra, mirando las estrellas” y “En el espíritu aletea la vida”, son los lemas que lo acompañan desde que se recibió en las universidades de Tucumán y Cuyo. Albino dice que siempre es optimista y que los chicos siempre tienen sueños y planes fantásticos: “Soy pediatra, y a ellos les debo mi estado de ánimo. Ese es el modo que elijo para vivir”.

Trayectoria. Hace 22 años que Albino empezó a desarrollar un proyecto para terminar con los estragos que causa el hambre. Actualmente CONIN tiene 65 centros en el país y nueve en el extranjero.

Nació en 1946 en la ciudad de Buenos Aires, y se graduó en medicina. En 1993 creó en Mendoza la Fundación CONIN que en la actualidad cuenta con 57 centros diseminados por todo el país y 6 en el extranjero.

Ha recibido numerosas distinciones, tanto en el país como en el exterior, por su dedicación y esfuerzo para luchar contra la desnutrición infantil desde su profesión y sus conocimientos, no sólo académicos sino también de la realidad cotidiana del país.