Por un feliz fin de año: al volante, sin excesos

Llega el fin de año y con él aumenta el riesgo de cometer excesos en el consumo de bebidas. Pero los brindis y festejos no deben ser motivo de desmesuras que más adelante tengamos que lamentar. Sobre todo si pensamos salir de casa en algún vehículo y debemos emprender la vuelta al final de la noche.

Miguel Ledesma, director de Prevención de Accidentes de Tránsito del ministerio provincial de Seguridad, recomienda tener presente, para las celebraciones que se organizan en ámbitos laborales o entre amigos, que el que ingiere alcohol no maneje.

“Hay que designar a una persona que no haya tomado alcohol para que conduzca el vehículo, o prever movilizarse de otra manera. Usar, por ejemplo, el servicio de taxis o remisses”, enfatiza Ledesma.

Los festejos en el fin de semana que empieza agregarán la fecha del lunes, sumando cuatro noches de posibles salidas, especialmente para los más jóvenes.

“Muchos chicos saldrán a bailar y a divertirse, desde el viernes y hasta la noche del 31 inclusive. La recomendación es similar para ellos: no combinar la ingesta de alcohol con la conducción, respetar las señales viales y las velocidades máximas”, señala Ledesma.

Contingencias climáticas

Atravesamos un verano en el que pueden presentarse fuertes lluvias, fenómenos que también ocasionan riesgos en calles y rutas viales. Para Ledesma, esto motiva la necesidad “de estar precavidos, atentos a lo que informa el servicio meteorológico a través de los medios de difusión”.

Ante alertas climáticos importantes es imprescindible demorar salidas, evitar sacar el auto y posponer la realización de cualquier trayecto. “Y en el caso de ser sorprendidos, ya sea por baja visibilidad, lluvias torrenciales o granizo, disminuir la velocidad, guardando siempre la distancia de seguridad con los vehículos que viajan adelante, con el fin de evitar el impacto”, agrega el funcionario.

La ley prevé que el conductor debe conservar siempre la velocidad del vehículo en función de la distancia de frenada y de su campo de visión.

“Es decir que siempre debemos adaptar los recorridos a nuestro campo visual. Si hay algún problema que nos disminuya la visibilidad, bajar sustancialmente la velocidad para poder detener el auto ante cualquier riesgo que se presente”, finaliza Ledesma.