El MAC de Bahía Blanca exhibe pinturas de Carlos Alonso

En el marco de la muestra Derechos Humanos, museo abierto y en acción, el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca expone réplicas de la serie Manos Anónimas, de Carlos Alonso. Esta colección de dibujos fue adquirida por la Agencia Córdoba Cultura en 2005, forma parte del patrimonio de la provincia de Córdoba, y puede apreciarse en el Museo Superior de Bellas Artes Evita-Palacio Ferreyra.

La serie de Carlos Alonso describe los cruentos tiempos vividos durante la última dictadura cívico militar en nuestro país. La iniciativa de exhibir esta colección nace de un acuerdo de colaboración mutua entre el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca y el Museo Superior de Bellas Artes Evita-Palacio Ferreyra de la ciudad de Córdoba, en el marco de la conmemoración por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, a 40 años del golpe de Estado de 1976.

Christian Díaz, del departamento de Comunicación y Contenidos digitales del museo con sede en Bahía Blanca, destacó: “Pensando que es vital en estos tiempos estar conectados con los otros museos, porque así siempre va a salir algo mejor. De otra manera, sería impensado poder replicar hoy en día las obras de Alonso acá en Bahía Blanca. Creo fuertemente, que en ​e​l futuro tenemos que ir cada vez más hacia ese lado, al trabajo colaborativo”.

Obra de un maestro

Manos Anónimas es una serie de trabajos realizados por Carlos Alonso durante los años ´80, que propone una dramática reelaboración visual de la experiencia del último proceso dictatorial en la Argentina. Gran parte de este conjunto, que recupera el título de una instalación fallida proyectada por el artista en 1976, fue adquirido por el Gobierno de la Provincia de Córdoba en 2005. En 2007 comenzó a integrar la muestra permanente del Museo Evita Palacio Ferreyra -Av. Hipólito Yrigoyen 511-.

El lote en cuestión está compuesto por 35 piezas realizadas en diferentes técnicas (lápiz, pastel, acrílico, tinta), que dan cuenta de ciertas constantes reconocibles a lo largo de toda la obra de Alonso, como por ejemplo el lugar central asignado a la figura humana, la apelación a un lenguaje de corte expresionista, la mixtura de medios, la preeminencia del dibujo, el esfuerzo por materializar en la obra un cruce efectivo entra las experiencias personales y el registro del drama colectivo.

En palabras

La desaparición de su hija Paloma, en 1977, y el exilio marcaron profundamente la obra del artista. Como quien busca exorcizar el dolor, Alonso comenzó a indagar en Manos anónimas su voz, su palabra, sus pérdidas. “Estos fueron los primeros dibujos. Me costó mucho llegar a ellos, pasaron seis años hasta que pude volver a dibujar. Por estar tan involucrado y sentir tan cerca el genocidio, me resultaba difícil transformar eso en un lenguaje estético y plástico”, explicó Alonso.

“Sentí que como pintor tenía que dar testimonio de lo que viví y sentí, de mi condición de víctima y también de la capacidad para rehacerme y acompañar a los organismos en la lucha por memoria y la lucha permanente por la defensa de los derechos humanos”, contó el artista nacido en Mendoza.

Por momentos, la serie expone conmueve por la crudeza de las acciones que ellas describen, pero a la vez es un manifiesto ético y político: “La libertad de soñar un mundo mejor era parte de mi formación política y, al mismo tiempo, era parte de mi fervor para que mi pintura no se quedara en un aspecto decorativo sino que pudiera acompañar otros trabajos y otras militancias para mejorar el mundo”.​​