«La palabra nos hará libres», un libro que rompe los muros

El libro se titula La palabra nos hará libres. Más que un título, la frase es un conjuro si se piensa que los texto que contiene fueron escritos por personas privadas de su libertad.

“Es que en el taller se sienten así: libres. De alguna manera, salen, a través de la escritura”, dijo en la presentación la docente Alicia Lorenzo, coordinadora del Taller de Escritura creativa en el Penal de Cruz del Eje, de donde llegaron la mayoría de los textos que componen la publicación. “Es que la escritura nos exorciza, nos saca todo de adentro”, coincidió la escritora Graciela Ramos, quien también participó del acto de presentación del primer libro editado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en colaboración con la Agencia Córdoba Cultura, que reúne textos de internos y docentes que forman parte del Programa Cultura en las Cárceles. 

La presentación fue en el Espacio Cultural Museo de las Mujeres y estuvo plagada de momentos intensos. En la primera fila, Martín Farfán, ministro de Justicia de la Provincia y uno de los impulsores de la iniciativa, siguió las palabras de la docente acompañado por Nora Bedano, titular de la Agencia Córdoba Cultura, y por autoridades del Poder Judicial y el Servicio Penitenciario. 

“En el sentido común está instalada la idea de que la cárcel es un castigo permanente contra toda la humanidad de las personas que se encuentran detenidas. Y no es así. Solo se priva la libertad. El resto de los derechos el Estado debe garantizarlos, y la cultura, el derecho a expresarse y desarrollarse espiritualmente, es muy importante. Por eso es que apostamos a estos proyectos”, señaló el ministro. 

El programa Cultura en las Cárceles comenzó en 2016 con talleres de diferentes disciplinas y ya pasaron más de 4 mil alumnos. Actualmente hay más de 38 talleres funcionando en todos los establecimientos, de donde han surgido producciones diversas, como dos discos grabados.

Sandra Chiavaro, directora de Capacitación Profesional Penitenciaria, dijo que “los talleres tienen luces y sombras, sobre todo porque en ocasiones nos ponemos objetivos que son difíciles de lograr. Pero las luces son tan intensas que nos confirman que es valioso lo que hacemos, y seguimos apostando”. La funcionaria explicó que la tarea del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos “es crear puentes, brindar herramientas a las personas privadas de su libertad, siempre con perspectiva de género y derechos humanos”. 

Las palabras. 

“El 20 de octubre de 2017 entré al penal de Cruz del Eje, me paré frente a los alumnos y no se de donde me salieron las palabras”, contó Alicia. Desde entonces, cada miércoles y viernes, ingresa con lecturas y propuestas que son verdaderos disparadores. “Hablamos de nuestros miedos y nuestros prejuicios, pero sobre todo, nos respetamos y nos cuidamos. Ahí dentro me siento cuidada y querida”, dijo. 

En el libro hay cuentos, relatos, crónicas, todas escritas con una prosa cuidada y sincera, que vacila entre la esperanza y la crudeza de la experiencia. 

Guidi, escribe: “La vida también tiene tiempo de descuento y yo estoy en la lista de morosos”. Otro, que firma como Nave, anota: “cuatro paredes oscuras/ un reloj que nunca avanza/ una cortina de rejas/ aquí la vida no pasa”. 

Los textos son puentes en esas vidas partidas, lo que conecta el afuera y el adentro. Jopo, por ejemplo, recuerda: 

-Hola papá, ¿cómo estás? te paso con mamá, tiene que contarte algo.

Mary, llorando, dice: 

-Salomé y yo estamos bien, pero se incendió la casa. 

Para dar aliento e intentar apagar su efusión de lágrimas, dije:

-Lo importante es que están bien, no todo dura para siempre, son cosas materiales

-¡Tus fotos, Jorge. Tus fotos! No quedó nada…