A 10 años de la convención sobre discapacidad, el principal desafío sigue siendo la inclusión

La Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión del Ministerio de Salud de la Provincia celebró los 10 años de vigencia de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad con un acto celebrado en el Paseo del Buen Pastor, en cuyo transcurso, la titular del área, María Teresa Puga, sostuvo que «la principal barrera para la inclusión sigue siendo la cultural y tenemos que continuar trabajando para derribarla».

La funcionaria recordó que el 12,9 por ciento de la población argentina vive con algún tipo de discapacidad y señaló que la forma de exigir iguales derechos para todos es una obligación que siempre demanda esfuerzos solidarios y mancomunados, «porque venimos de una tradición que, en lugar de enfrentar la discapacidad, la ocultaba, disimulaba, silenciaba o atribuía a un castigo divino».

A 10 años de la Convención de las Naciones Unidas que permitió visibilizar el tema, «todavía nos falta mucho; nos falta que todas las autoridades de todos los Estados tomen conciencia, que quienes son responsables de la obra pública entiendan lo de las barreras arquitectónicas, y que las autoridades universitarias se den cuenta que la inclusión es vital y que hay que garantizar el acceso a la cultura, al estudio, al conocimiento. Y por supuesto, que quienes diseñan la tecnología la pongan al servicio de  reducir las diferencias», indicó la funcionaria.

Según Puga, «nos falta mucho pero estamos con un buen ritmo de trabajo, y hoy Córdoba, que tiene una red de diez centros de rehabilitación, está haciendo punta en el país».

Como parte de la celebración, la Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión montó en uno de los accesos más concurridos al Paseo del Buen Pastor un puesto en el que la gente que se acercaba podía tratar de experimentar las condiciones en las que desarrolla su asistencia alguien que tiene dificultades motoras severas  o más leves, visuales o auditivas.

Aunque elemental y breve, la posibilidad de ponerse en el lugar de otro parecía resultar reveladora para varios jóvenes que emprendieron la aventura de movilizarse sin el concurso de sentidos, que tienen la suerte de poseer pero, sin embargo, no son del todo conscientes. Todavía conmovida por esa suerte de ensayo, una de las jóvenes decía que le costaba imaginarse cómo podía caminar y trabajar un ciego. «Y eso que antes de que me colocaran la venda, me fijé dónde estaba cada cosa y que me acompañaron en todo el recorrido que es de unos pocos metros», señaló. Comentarios similares formularon las personas que se sentaron en una silla de ruedas.

La intención de hacer visible las discapacidades y trabajar para modificar las condiciones imprescindibles para que la persona pueda desplazarse, trabajar y compartir el disfrute del tiempo libre es considerada una parte esencial para la resolución de un problema que tiene múltiples aristas pero que, básicamente, es cultural. María Teresa Puga lo recordó al señalar que «las personas con discapacidad son sujetos de derecho y debemos esforzarnos para que las barreras sean cada vez más pequeñas».

Insistió en que «hay barreras de todo tipo, pero las peores y más difíciles de franquear son las culturales. Hace algún tiempo una cadena de supermercados muy famosa puso en atención al público a chicos down y ¿recuerdan lo que pasó?… fueron rechazados por la gente. En ese estadío estamos todavía».

No obstante, la Subsecretaria de Discapacidad sostuvo que «tenemos avances importántísimos. En lo artístico, a menudo la gente ni advierte que está en presencia de una persona sorda o no vidente».

Por otra parte, en referencia a la imprescindible coordinación entre los gobiernos para avanzar en la problemática de la discapacidad, señaló que los dos grandes impulsores de políticas para el sector son la Comisión Nacional de Discapacidad y el Servicio Nacional de Rehabilitación.

Finalmente, dijo que las leyes existen «pero la gente debe adueñarse de ellas porque si no son letra muerta. Yo le pido a todos, a la prensa, a la sociedad, a las escuelas, a quienes tienen que ver con el arte y la cultura, con el deporte, que faciliten la inclusión. Eso nos hace mejores a nosotros, no solo a los supuestos beneficiarios».