La capacitación, clave para una Enfermería de alta calidad

María Teresa Linares, o “Marité”, como la conocen todos, es Licenciada en Enfermería y hace 29 años que trabaja en la Maternidad Provincial. Apenas se recibió, surgió la oportunidad de incorporarse a esa institución, porque se inauguraba una Terapia Intensiva. Ingresó allí junto a una compañera de la carrera en la Universidad, que se jubiló hace poquitos días.

“No tenía planeado que iba a trabajar con niños. Soy hija única y no tenía referencia de tener sobrinos o haber alzado siquiera un bebé; así que cuando llegué a la Neo, para mí era todo un desafío, pero me encantó. Es re tierno trabajar con prematuros”, recuerda Marité.

En la elección de la carrera influyó que su mamá era enfermera “casi de campaña”, describe. Vivían en un pueblo del interior, y debía estar lista siempre para ayudar a la comunidad.

Luego de una larga trayectoria en el Hospital, que incluyó roles en distintas áreas, desde hace tres años Marité ocupa un cargo de gestión como Supervisora. Eso la hizo alejarse un poco de la atención directa, lo cual le genera cierta nostalgia. No obstante, mira hacia atrás con orgullo.

En ese recorrido, un punto de inflexión fue la implementación de la iniciativa Maternidades Seguras Centradas en la Familia. “Como todo cambio, al principio fue muy chocante, porque cuando ingresé acá, las enfermeras creíamos que éramos las dueñas de los niños; nos costaba incorporar a la madre”, recuerda con humildad.

Dar ese paso fundamental, de abrir las Neos a las familias, se logró gracias a la reflexión y a la formación intensiva hacia dentro de los equipos. “En esta Neo la capacitación es permanente, eso tengo que destacarlo”, enfatiza Marité.

“Costó, pero fue resultando de a poco y hoy en día es una realidad que el hospital es abierto, que las mamás pueden estar todo el día con su bebé, entrar y salir todas las veces que quieran, en UTI o en UCI”, afirma Marité, quien también resalta la incorporación de la Unidad Madre-Niño, sector donde en vísperas del alta, la mamá se interna para estar las 24 horas con su bebé.

Este cambio de paradigma hoy es valorado muy positivamente por Enfermería, ya que además de las ventajas en lo que respecta al fortalecimiento del vínculo con la familia y la recuperación de los bebés, también alivia su labor asistencial y facilita la tarea educativa.

Según Marité, como las enfermeras atendían ellas solas a los bebés, estaban muy ocupadas y no tenían tiempo para explicarles a las mamás detalles como la preparación de la medicación, las formas de alimentarlos, entre otras cuestiones clave, que las mamás tampoco habían experimentado. Toda esa información se brindaba junta en el momento del alta, y generaba mucha ansiedad y dudas. Ahora, al compartir el cuidado con las madres, el proceso de transmisión de saberes es más gradual y las familias se van a su hogar más preparadas.

Marité vuelve una y otra vez sobre el tema de la capacitación, como una cuestión prioritaria: “Si no tenemos enfermeros altamente capacitados, no podemos tener una Neo de calidad. Lo humano es re importante, pero las dos cosas van de la mano: la sensibilidad y la capacitación, tener procesos de trabajo formalizados, protocolos. Es un servicio de alta complejidad que exige capacitación permanente”, remarca.

Este año, la Semana del Prematuro –que cerró el 20 de noviembre- priorizó el derecho de los recién nacidos de riesgo a recibir cuidados de enfermería de alta calidad, orientados a proteger su desarrollo y centrados en la familia. La capacitación es central para lograr ese objetivo.

“Las enfermeras tenemos que estar siempre pendientes de los derechos del paciente, pero también defendiendo nuestros derechos”, cierra Marité, como mensaje a todos sus colegas.