Cuidados para personas expuestas a contaminación por incendios

La Dra. Nilda Gait, Referente de la Unidad Toxico-Ambiental de la Provincia y Jefa de Toxicología del Hospital de Niños de la Santísima Trinidad explicó que la exposición a los humos de incendio (gases, moléculas orgánicas volátiles, radicales libres, aerosoles y partículas forman parte de este humo), es la causa más frecuente de morbimortalidad durante los incendios, en mayor medida que las quemaduras corporales.

“El humo es una mezcla compleja compuesta de aire caliente, partículas sólidas y líquidas en suspensión. Las partículas suspendidas pueden tener monóxido de carbono, sulfuro de hidrogeno, acido clorhídrico, oxido nítrico, pero también se pueden encontrar cianuro. Estas inhalaciones pueden, desde producir reacciones de tipo irritativas y alérgicas, hasta causar graves daños, dependiendo del material involucrado en la combustión”, detalla.

El monóxido de carbono se libera en los incendios de maderas, celulosa y PVC, entre otros materiales. El cianuro se libera en la combustión de de nylon, plásticos y resinas. Ambos agentes tóxicos pueden ocasionar importantes daños a la salud, si se encuentran en concentraciones elevadas.

Riesgos a la salud

En personas sanas, el humo suele irritar las vías respiratorias, provocando tos, secreción nasal e irritación de garganta, y en los ojos generando conjuntivitis y lagrimeo, además de generar otras molestias generales como mareos y dolor de cabeza. El humo también suele agravar los síntomas de aquellas personas que padecen problemas respiratorios preexistentes, como asma bronquial o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en cuyo caso estos pacientes pueden experimentar dificultad para respirar, tos, sensación de opresión en el pecho y silbidos al respirar.

Debemos extremar el cuidado con los niños, embarazadas y ancianos, que se encuentra dentro de los grupos de mayor riesgo. Si usted o su familia estuvo expuesto al humo de un incendio, se recomienda consultar en un centro de atención médica en caso de:

– Conjuntivitis o sensación de arena en el ojo

– Tos persistente

– Ronquera

– Dificultad para respirar

– Silbidos al respirar

– Mareos, vómitos, debilidad

– Compromiso del estado de conciencia

El gas inhalado en el interior del incendio, a temperaturas elevadas, afecta la vía aérea y puede producir inflamación ulceración o necrosis en nariz, orofaringe, bronquios y parénquima pulmonar. También se puede presentar tos, irritación ocular, rinorrea, dolor de garganta, taquicardia, debilidad, bronco espasmos y edema agudo pulmón, neumonía, cianosis y en casos extremos, hasta la muerte.

Mientras que el aire normal posee un 21% de oxigeno, en un incendio las concentraciones pueden descender entre el 15 y 18%. En estos casos, las personas pueden notar sensación de falta de aire ante el esfuerzo, entre el 10 y 14% necesidad de reposo y entre el 6 y 8% pérdida de conciencia .

 Cuidados ante la exposición de contaminación por incendios

– Caminar en distinta dirección del viento.

– No salir de la casa, si no es de necesidad.

– Cerrar las ventanas y puertas para evitar la entrada de partículas.

– Respirar con un barbijo o con un pañuelo húmedo tapando boca y nariz.

– Conservar la calma.

– Mantenerse cerca del piso, para evitar el humo y gases tóxicos.

– Si está en un edificio, usar las escaleras como vía de escape. No dirigirse a un piso más alto, utilizar posición de gateo.

– Consultar ante cualquier síntoma a un centro de salud, hospital o centros de referencia.