Un lustro de desafíos y grandes pasos

Por Juan Carlos Mansilla, subsecretario de Prevención de las Adicciones del Ministerio de Desarrollo Social.

Desde 1987, el mundo conmemora cada 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. Esa fecha fue fijada por la ONU para mantener latente la construcción de respuestas al problema de las drogas, y sostener el avance de la prevención, asistencia y reducción de daños ante el consumo de sustancias.

La Subsecretaría de Prevención de Adicciones (Sepadic) del Ministerio de Desarrollo Social se creó en 2010 y en ese momento nos propusimos un Plan Provincial de acción transversal, coordinado con distintas áreas como los ministerios de Salud y Educación. Hoy podemos asegurar que hemos conseguido importantes avances.

El programa “Poné Me Gusta” logró un hecho histórico para Argentina: incluir en las currícula material didáctico que promueva la prevención a nivel escolar para alumnos de los últimos años del primario y los primeros del secundario. Llegó a más de 700 colegios de Córdoba, el 60 por ciento de la capital y el 40 por ciento del interior, capacitando además a 3.600 docentes.

El modelo rápidamente se exportó a escuelas de Salta, Jujuy, La Pampa y la ciudad autónoma de Buenos Aires.

Para la prevención orientada al mundo adulto lanzamos “Sindicatos en Acción”, una iniciativa que agrupa al SEP y al gremio de “Trabajadores Viales y Afines de la República Argentina”. Este año presentamos un Manual de Prevención Laboral de Adicciones, porque el consumo de sustancias no solo está en la  adolescencia y juventud sino también entre los mayores.

Esta propuesta es un espacio fuerte de intervención que reafirma la premisa que indica que es imposible pensar acciones efectivas sin aliarse con instituciones intermedias, que son las que tienen contacto cotidiano con la gente y sus problemáticas.

Entendimos que el trabajo se potencia actuando desde los gobiernos locales, empoderando a las comunidades y bregando para que las respuestas se descentralicen.  Fue así como capacitamos a líderes municipales bajo el programa “Municipios en Acción”,  en 306 comunas y municipalidades de nuestra provincia, es decir una llegada a casi el 70 por ciento del territorio.  La Prevención de Adicciones se fue incorporando así a las agendas políticas locales.

La provincia de Misiones conoció nuestra actividad y ese programa también se presentó allá. En 2014, compartimos esta iniciativa en un encuentro internacional en Valdivia, Chile, recibiendo muy buenas críticas y siendo reconocidos por organizaciones internacionales que trabajan de manera similar.

Ver replicado nuestro modelo de políticas públicas en otros lugares del país es un indicador interesante. Sin embargo, nuestra apuesta no sólo se asienta en la prevención si no también en la Atención Primaria. Ambas acciones se llevan adelante desde los Centros de Inserción Social (CIS), dispositivo territorial que el ministro de Desarrollo Social, Daniel Passerini,  presentó a partir del año 2012.

Actualmente, contamos con un CIS en capital, y otros tres en Villa María, Río Cuarto y Mina Clavero, donde trabajamos para la revinculación escolar de más de 350 niños y adolescentes en tratamiento mediante la transmisión de valores y reconocimiento de derechos.

Muchas de las personas que asisten a los CIS  se suman al “Programa  Despegar”, del que participa la Agencia de Empleo y el  Banco de la Gente, posibilitando desde el año 2012 la producción de microemprendimientos para quienes dejaron atrás el consumo y no consiguen insertarse socialmente en ámbitos laborales.

No podemos olvidarnos de la importancia del trabajo territorial en conjunto con comunidades como el programa “Cuido mi Barrio”, con cooperativas, con organizaciones como las Iglesias Evangélicas, ni los tantos convenios que firmamos y pusimos en marcha con las universidades en una labor conjunta, esforzándonos en la misma sintonía.

Hace cinco años empezó este camino, y sabemos que aún falta muchísimo por recorrer y hacer. Pero también estamos seguros que las respuestas se están ofreciendo y eso, sin dudas, sólo puede impulsarnos a seguir trabajando día a día por una sociedad que brinde alternativas al problema de las drogas.