Coronavirus: “Controlar su avance es un desafío colectivo”

  • La Dra. en Ciencias Biológicas Roxana Alasino, es científica del Ceprocor y especialista en Virología.
  • Brinda algunas precisiones sobre las características de este virus que fue declarado Pandemia por la OMS
  • Sostiene que la principal protección a los grupos de mayor riesgo está en profundizar las medidas de prevención

El Coronavirus (COVID-19) es un tipo de virus que puede provocar afecciones respiratorias, que fue declarada Pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Para conocer un poco más sobre este virus hablamos con Roxana Alasino, científica del Ceprocor, doctorada en Ciencias Biológicas y especialista en Virología.

Un virus, en biología, es un agente infeccioso muy pequeño, del orden de los nanómetros, metabólicamente inerte, que se replica sólo dentro de las células de huéspedes vivos, principalmente bacterias, plantas y animales”, señala Alasino. Que sea metabólicamente inerte significa que el virus requiere de otros seres vivos para poder replicarse.

Mientras la ciencia continúa su tarea para conocer más y encontrar cómo controlar la infección, “el desafío colectivo se basa en profundizar las medidas preventivas que son útiles y necesarias, sobre todo para proteger a los grupos de mayor riesgo y darle oportunidad al sistema de salud”, sostiene.

La mayoría de las personas se infectan con estos virus en algún momento de su vida. Dependiendo de la especie, los coronavirus pueden causar diversas afecciones,​ desde el resfriado común hasta enfermedades más graves,​ como bronquitis,​ bronquiolitis,​ neumonía,​ el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV),​ síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV), ​entre otras.

El riesgo latente que debemos prevenir

Los virus que infectan el tracto respiratorio de una persona, dentro de los cuales está el Covid-19, pueden provocar cuadros que pueden afectar tanto las vías aéreas superiores como inferiores. Algunos coronavirus solo afectan a los animales, pero otros también pueden afectar a los humanos.

Según explica Alasino, “los virus respiratorios constituyen probablemente la causa más frecuente de enfermedad infecciosa aguda en el hombre. Si bien la mayoría produce cuadros clínicos benignos y autolimitados, pueden en ocasiones complicar una enfermedad subyacente, fundamentalmente cardiovascular y pulmonar, llevando incluso a la muerte”.

De todas formas, la investigadora también aclara que la gravedad de las enfermedades respiratorias virales son muy variables. Los cuadros más severos se detectan con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada y lactantes, por la propia infección viral o porque esta infección genera un entorno propicio para que se potencien algunos otros trastornos cardiopulmonares preexistentes. O también, porque la infección viral puede facilitar que ingresen y proliferen bacterias en los pulmones, los senos paranasales o el oído medio.  

La única manera de saber si alguien tiene una infección respiratoria por Coronavirus es mediante el diagnóstico específico de laboratorio. Se requiere de un diagnóstico diferencial de otras afecciones respiratorias con sintomatología clínica similar.

¿Cómo se transmite el virus?

En el caso del Coronavirus, el contagio se produce por vía respiratoria, de persona a persona, a través de gotitas muy pequeñas que las personas producen cuando tosen, estornudan o incluso mientras hablan. El virus también se puede transmitir por contacto con una superficie u objeto contaminado cuando, luego de tocarlos, el individuo se lleva la mano a la cara (boca, nariz, ojos).

Estudios previos con otros coronavirus similares han demostrado que algunos de estos virus pueden seguir siendo infecciosos en superficies inanimadas por varios días a temperatura ambiente.

En definitiva, el contacto directo entre personas es uno de los factores clave en el proceso de contagio. “Tiene un período de incubación de alrededor de 14 días, esto es, durante este período el individuo contagia pero no tiene síntomas, por lo que no se recluye ni se cuida de no contagiar, y así sucesivamente con cada contacto contagiado. Esta es una de las diferencias con otros virus respiratorios, lo que genera una complicación adicional”, indica Alasino.

¿Cómo dar la batalla?

Los virus tienen una membrana que los recubre. En contacto con jabón o detergente, esa membrana se rompe. Para ser más precisos, Alasino explica: “Los coronavirus son virus que tiene una cubierta de lípidos, como una célula humana. Esta membrana es bastante lábil: al contacto con agua con jabón o detergente, el virus se inactiva, ya que se rompe esa bicapa lipídica”. El calor, el alcohol y los rayos UV, también inactivan al virus, ya sea mediante la deshidratación de la partícula o a través de la afección del genoma viral.

Por ello la higiene, la desinfección y el calor colaboran para prevenir el contagio.

La investigadora también aclara que como este virus surgió recientemente, aún no hay estudios suficientes para indicar de forma precisa durante cuánto tiempo y a qué temperatura se puede asegurar una completa inactivación del virus; sin embargo, todas las medidas preventivas que tomemos en conjunto resultan útiles y necesarias.

Nuevas preguntas para la ciencia

Alasino recuerda que en el año 2009, cuando estalló la epidemia de gripe A, una asesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) escribía: “Quiero recordar al mundo que las epidemias de gripe no se pueden parar. Los esfuerzos para frenarla son útiles. Ganamos tiempo para la educación de la comunidad en asuntos como la higiene, para la preparación del sistema sanitario, para desarrollar una vacuna… Pero, al final, el virus se extenderá igualmente”. El causante de la Covid-19, no es el virus de la gripe, pero tiene semejanzas. Los esfuerzos iniciales buscaban erradicarlo entre humanos, como se consiguió con el SARS-CoV, del cual no se detectan casos desde hace más de 15 años. Pero ese escenario está cada vez más lejos con el nuevo Coronavirus.

Como el COVID – 19 es un patógeno recientemente descubierto, aún queda mucho por saber de él: “Su extinción a esta altura resulta poco factible. Se especula sobre si se convertirá en una patología estacional y, en caso de adaptarse a circular entre humanos, qué tipo de inmunidad se generará”.

Tal como se señaló anteriormente, también explica que este tipo de patógenos respiratorios en general suelen tener más dificultad para transmitirse en zonas cálidas, donde el calor y la radiación ultravioleta reducen significativamente su supervivencia fuera del cuerpo, con lo que duran menos y se reduce la probabilidad de contagio. Pero aún no está claro si el nuevo Coronavirus se comportará de manera similar. 

Tampoco se sabe a ciencia cierta cómo le afectará el cambio de estación a este virus en particular: “Hay varios estudios que han hecho algunas aproximaciones, como que una temperatura de 20 grados retrasaría la reproducción del virus, aunque solo frenaría su propagación en un 18%.” En conclusión, se sabe que el calor reduce su capacidad de contagio pero no se sabe si sería suficiente como para acabar con el virus.

Mientras la ciencia continúa su tarea para conocer más y encontrar cómo controlar la infección, las medidas preventivas resultan útiles y necesarias, sobre todo para proteger a los grupos de mayor riesgo y darle oportunidad al sistema de salud. Algunas medidas que se pueden tomar para tratar de ganar tiempo en la progresión de la pandemia incluyen medidas higiénicas, como lavarse las manos, toser en el pliegue del codo, limpiar las superficies de uso habitual y algunas prácticas personales que no sólo ayudan de forma individual a evitar el contagio, sino que contribuyen al manejo a nivel de la salud pública, porque también evitamos ser quienes propagamos la enfermedad.