El plantel de Instituto jugó con los chicos del Complejo Esperanza

Mateo se puso la 9 del Manchester, Tomás eligió una de Talleres, otros se calzaron la remera de su club de barrio. El viernes, mientras esperaban ansiosos que llegaran los futbolistas de Instituto Atlétitco Central Córdoba, los jóvenes alojados en el Complejo Esperanza aprovecharon para sacar a relucir los colores de sus clubes y demostrar que la pasión por el fútbol iguala a todos.

Cerca de 20 futbolistas, integrantes del cuerpo técnico, utileros y coordinadores llegaron desde el predio de la Agustina para mezclarse y entrenar a la par con los chicos que están a cargo de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (SeNAF).

“Venimos a representar a una institución muy importante y aportar desde lo social porque es algo de lo que debemos hacernos cargo. La idea no es formar sólo jugadores de Primera, sino buenas personas”, comentó Jorge Copetti, entrenador de la «Gloria».

La actividad recreativa surgió como propuesta de uno de los profesores del área de Deportes del Complejo Esperanza, quién también trabaja en el club. Antonio Franco, subsecretario de SeNAF, dijo que esta experiencia es muy relevante para los chicos que tienen a cargo. “Jugar al fútbol en el barrio es de las vivencias más significativas que han tenido en sus vidas. Compartir este espacio para los jóvenes que han tenido una experiencia negativa con la ley y con la convivencia, es restitutiva de derechos, es reparadora internamente”, remarcó el funcionario.

Tomás quedó bastante cansado después del partido, pero muy contento. Si bien cada viernes juegan con jóvenes de otras áreas del Centro Socioeducativo, tirar una pared y correr al lado de deportistas formados en un club cambia la dinámica del juego.

“Estuvimos  esperando este día un montón. Ayer limpiamos todo como nunca para recibirlos. Es una linda experiencia, me gustó mucho. Estoy feliz”.

Después de algunos juegos recreativos y el partido donde también se sumaron los profesores, fue momento del Tercer Tiempo: un espacio que vienen generando en el centro con la idea de inculcar los valores positivos del deporte y dejar de lado las rivalidades, compartiendo una comida y sobremesa.

Álvaro San Emeterio, futbolista de la Gloria dijo: “Es impensado que le podemos generar tanta alegría a los chicos. Nos llevamos eso. Visitar estos lugares nos abre mucho la cabeza, ayuda a entender otras realidades y hace que uno pueda valorar más lo que tiene”.