Las risas avisan que algo sensacional está pasando, y todas ellas vienen desde el colegio. Aunque son vacaciones y no hay clases, las escuelas siguen abriendo sus puertas para que miles de cordobesitos puedan vivir el mejor verano de sus vidas.
La acción se da en el marco de lo que propone “Derecho al verano”, un programa interministerial que busca brindarles ofertas de esparcimiento y de cultura a chicos de 6 a 14 años, en situación de vulnerabilidad social. Por la mañana los niños disfrutan de actividades recreativas, almuerzan y luego van a la pileta. Cuando llega la tardecita, meriendan y el cole los espera de nuevo para recibirlos con más tiempo de juego o también con algún show artístico.
Guillermina Farías Wagner interpreta en su obra a Laly Ladila, un personaje muy especial, que confiesa que “esto es hermoso. Es una experiencia genial para mí el andar por todos los barrios de Córdoba mostrando mi espectáculo. Estoy muy contenta, y los chicos se sorprenden. Qué genial iniciativa”.
Cuando los aplausos no dejan de sonar es porque la diversión está presente, y uno de los creadores de muchos momentos entretenidos es el animador Manuel Santos Cocina. “Trabajamos en actividades que puedan sacar de la calle a los chicos dándoles una tarde hermosa en familia, algo sano”, comenta.
Un lugar que contiene e ilumina
Este año se sumaron al programa ocho escuelas ubicadas en los barrios San Roque, Juan Pablo II, Marqués Anexo, Müller, Villa Urquiza, Ampliación Cabildo, Ituzaingó y Héroes de Malvinas. Estas instituciones actúan como puntos de encuentro, y desde ellas se articulan distintas acciones de “Derecho al verano”.
El presidente de la Agencia Córdoba Joven, Paulo Cassineiro, sostiene que “la decisión de ejecutar esta iniciativa a través de la escuela es acertada en función de que es algo propio de la comunidad. No diferencia sectores barriales, sectores sociales, sino al contrario, une”.
Como él, el coordinador de profesores del colegio Carlos Mujica de Juan Pablo II, Oscar Acosta, manifiesta que “la escuela abre las puertas para seguir educando, y a los chicos se los ve muy felices”.
Lejos de allí, en Müller, está Susana Olmos, la Directora de la Escuela de Verano del establecimiento Martín Güemes. Ella explica que en este tiempo se sigue trabajando con los chicos en cuestiones como los lazos, la convivencia y los valores pero con la recreación que la temporada estival necesita. “El colegio es un espacio de revitalización de derechos del niño. Le ofrecemos disfrutar de distintas actividades que a lo mejor sus padres no les pueden brindar por encontrarse en condiciones socioeconómicas que imposibilitan mandarlos a una escuelita de verano. Entonces, este programa resulta muy importante”, asegura.
Todos ríen
Cuando “Derecho al verano” arrancó el 2 de enero los niños que participaban ascendían a 500, hoy ya son 2.400. Pero esta iniciativa no sólo contempla a los chicos sino también a sus familias.
Anabella es una de las profesoras de barrio Ituzaingó, y ella está convencida que “esto es muy bueno tanto para los padres como los chicos. Los nenes se divierten y aprenden muchas cosas; y los papás y abuelos saben que están seguros y también disfrutan”.
Así, lo explica además Luciana, vecina de Juan Pablo II. “Traigo a mis tres nenes, y a ellos les gusta todo pero lo más lindo es que ellos estén contentos”, comentó. Nancy concuerda, y agrega: “Hay un contento general en todas las mamás por las actividades que se desarrollan para estos niños”.
No es distinta la experiencia de Silvana, quien lleva desde el primer día a sus hijos a que participen cada tarde, y confiesa que es ella también la que disfruta del programa. “Esta es una gran propuesta para los chicos y para las madres. Las actividades son muy divertidas para los padres, que aunque seamos grandes siempre tenemos un niño adentro”, cierra.
«Derecho al verano» se despide de los colegios este 9 de febrero. De todos modos, las actividades recreativas, deportivas y culturales continuarán hasta finales de mes en distintos puntos de Córdoba.