La Fundación San Roque cede espacio para el comedor Papa Francisco

El comedor nocturno Papa Francisco da de comer a más de mil personas en situación de calle todas las semanas, una tarea que ahora se realiza en un local más grande y adaptado a las nuevas necesidades, y que fuera cedido por la Fundación San Roque, que depende del Ministerio de Finanzas de la Provincia en función del patronato que ejerce el Gobierno provincial.

El comedor está ubicado al costado del viejo Hospital San Roque, y allí se realiza una tarea solidaria en la que participan 18 voluntarios de la Asociación Civil Papa Francisco, quienes asumen con entusiasmo el servicio como si se tratase de “una gran familia”.

Unas 250 personas por día se acercan, alrededor de las 19, a la calle Obispo Salguero, entre Rosario de Santa Fe y San Jerónimo, para cenar, aunque muchas veces también para obtener un par de zapatillas, un abrigo del ropero con que cuenta la institución benéfica o recibir una atención médica primaria.

El lugar, emplazado en lo que era el viejo archivo del Hospital y que fue adaptado para la nueva función, cuenta con la colaboración de psiquiatras y psicólogos y de dos jóvenes paramédicos, quienes atienden enfermedades, hematomas, problemas de presión alta o llagas, que con alguna frecuencia presentan quienes acuden a recibir la comida.

El Comedor Nocturno Papa Francisco funcionaba antiguamente sobre calle Chacabuco, pero la falta de espacio propio llevó a que el titular de la cartera de Finanzas, Osvaldo Giordano, quien delineó un plan plurianual para la Fundación, autorizara a reestructurar y modernizar el lugar para que puedan cenar personas en situación de calle.

Las tareas que allí se desarrollan, servir la comida, atender el ropero,  lavar la vajilla y ordenar y limpiar el local, van de la mano del trabajo de los voluntarios, y de las 250 raciones diarias de comida que aporta el Paicor.

Humberto ”Beto”  Peralta, presidente de la Asociación Civil, es quien coordina las tareas y destaca los conceptos de “gratuidad y solidaridad” que animan sus trabajos, al tiempo que recalca que en muchos casos “la gente cena y se lleva una vianda para algún familiar o para el desayuno del día siguiente”.

Otro de los integrantes de la Asociación Civil Papa Francisco, Raúl Cerbellero, cuenta que darles una cena o una vianda “es una acción que representa un pequeño gran ahorro dentro de sus economías”.

Dentro de la composición social de las personas que noche a noche peregrinan en busca de ayuda solidaria o un plato de comida, hay médicos o contadores en situación de calle, o “nuevos pobres”, explicaron quienes se encargan de las tareas de voluntariado.

Cynthia Chiosso, una de las voluntarias que además estudia Trabajo Social, afirma que la anima a realizar esta tarea el “amor por la gente”. Juan Pierelli, otro de los voluntarios, describe su vocación de servicio como “el hecho simple de ayudar y darle contención a gente que muchas veces no la encuentra en otro sector”.