Estadísticas, planificación y comprensión de la realidad

Una de las maneras de entender la realidad es reflejarla en números; cuantificar, calcular, predecir… son palabras que hacen referencia a los números con los cuales nos podemos acercar a lo real. Sin los números, sería muy difícil aprehenderla. Pero somos conscientes que el reduccionismo de las cifras no deja de ser un intento más por entender la realidad,  ya que el mapa nunca será el territorio.

La cuantificación es imprescindible, las encuestas despiertan nuestra curiosidad y nos dan datos para evaluar, pronosticar y eventualmente comparar. Pero siempre surge el interrogante: ¿Se manipula la realidad a través de los números con fines políticos y económicos? No ignoramos que a veces queda la sensación en los destinatarios de los resultados, de que existiría una intención en quienes los proveen, de querer modificar números que expresan una realidad económica cuando es adversa. Por esto continúa siendo un gran desafío dentro de lo que es el número, la cifra, el dato, que es un coto, un límite al torrente incesable de las complejidades de la realidad, para que ese indicador, sea lo más fiel posible a lo que intenta representar.

Como parte de esa parcial comprensión de la realidad, tenemos en el mundo los más variados indicadores: la población mundial, el índice de crecimiento económico, el PIB, el umbral de la pobreza, el nivel de productividad, la tasa de mortalidad infantil, la esperanza de vida, el número de desempleados, el salario medio, el número de accidentes de tráfico, la siniestrabilidad laboral y muchos otros, y aunque el intelecto humano no es especialmente sensible a la estadística, en todos los ámbitos, el número sigue siendo la ley, la distinción. De ahí la referencia, a todos los niveles, a la “seguridad”, tal vez falsa, de lo cuantitativo, porque en el sólido mundo del número, un ser humano es algo simple y objetivamente cuantificable: una edad, altura, peso y medidas corporales, un salario, un número de cuenta, y un nivel de endeudamiento; por ahora no tenemos muchas alternativas.

Cada día la responsabilidad frente a los datos, la información y registros estadísticos es mayor y sabemos que nada escapa a estas consideraciones, la criminalidad y justicia, se vinculan al recuento de los delitos y las sanciones o penalizaciones; las estadísticas relacionadas nos permiten cuantificar y analizar de manera objetiva el tan candente tema de la inseguridad y la impunidad. La producción industrial, la producción de energía, la producción minera, la construcción de vivienda, son indicadores del estado de actividad de la economía, predictores de futuros niveles de comportamiento y medida del éxito o fracaso de las políticas implementadas.

Los índices de precios, los salarios, los de empleo, los de pobreza, nos informan de la calidad de vida de la mayoría de la población; para la cual los anteriores indicadores son medida de su progreso o deterioro económico. Las estadísticas de transporte, de turismo, de comunicación son referencias útiles para estimar, por ejemplo, la capacidad de los aeropuertos, y terminales y deducir de allí la justeza de su dimensión, o la proporción de demanda insatisfecha, la cual ha de servir para la acción futura de la entidad privada o pública correspondiente.

La estadística acompaña al hombre en todos los momentos de su vida, desde la cuna hasta la sepultura. Fielmente sigue la sombra que él mismo y sus obras proyectan a la descarnada luz de los números. Para muchos es sólo la cifra que aparece en los almanaques, o en los anuarios o boletines de los servicios de estadística de diferentes entidades gubernamentales. Parsimoniosa, silenciosa, ingente y gratificante labor, mediante la cual se puede presentar al mundo elementos para el juicio de su propio desarrollo. Medida de su avance o rezago. Principio de una verdad científica en espera de ser enunciada, luego del análisis e interpretación de la cifra.

A partir de la información básica se procede a elaborar índices de ausentismo, productividad, eficiencia, eficacia, mantenibilidad, y todos los referentes a contrastar metas deseables propuestas, contra ejecuciones verdaderamente realizadas.

Estas estadísticas básicas, se ponen al servicio del control de la gestión, que se constituye en la valiosa herramienta para eliminar irracionalidades dentro de la organización y aprovechar en forma óptima los recursos de los cuales dispone la sociedad, minimizando los riesgos que conllevan una administración deficiente.

La política enseña cómo deben ser los Estados, la estadística explica como son realmente. Una es la meta que los gobiernos se proponen alcanzar o mantener, y otra es el resultado real, el cual es reportado a los registros estadísticos, para poder dar testimonio del Estado verdadero alcanzado en la implementación de las políticas y poder seguir la serie de la historia del curso de los hechos, y ayudar en la comprensión, control y predicción objetiva del mundo real.

Hay muchos desafíos que nos comprometen en relación a sectores sociales tan importantes como los de salud, educación, seguridad, justicia y otros. Hay desafíos metodológicos tanto en la selección de una muestra capaz de representar con exactitud lo que se intenta evaluar como en la misma captación de los datos.

No cabe duda que el principal desafío es que las estadísticas oficiales constituyan un elemento indispensable en el sistema de información de una sociedad democrática y proporcionen al gobierno, a la economía y al público en general datos acerca de la situación económica, demográfica, social y ambiental en un marco de los principios científicos y la ética profesional.