El refugio de un tanguero

Ramón Navarro tiene setenta “y pico” de años… y entre risas no delata el número exacto. Es que se rehúsa al paso del tiempo, al igual que sus cuerdas vocales que con un par de frases entonadas entran en calor. Tímido desde un comienzo, pero con un caudal inmenso, lleno de colores y acordes. Cantor de las situaciones más comunes de la vida.

Con sus setenta y pico aun se le llenan los ojos de ingenuas lágrimas al recordar cada anécdota de su infancia. Vienen a su mente cientos de canciones que su aparato fonador le va pidiendo que exprese y, sin pedir permiso, toma aire y comienza a cantar.

Sus amigos del hogar permanecen atentos a cada frase y esperan con sus palmas preparadas el final de la canción para regalarle un aplauso de recompensa por su arte. Ramón sonríe, lo hace todo el tiempo. “Siempre canté a capella, porque no me gusta que un ritmo me ate a su velocidad”, dice. Le gusta parafrasear cada parte de las estrofas, y lee el punto y la coma como su tan admirado Carlos Gardel.

Por cuestiones de fuerza mayor, la vida lo arrancó de su espacio habitual, para llevarlo a buscar asilo en hogares de personas en situación de calle. Aunque de niño “siempre le gustó estar en la calle”, asiente, nunca hubiese esperado que las vueltas de la vida lo dejaran sin hogar. “Mi vieja intentaba por todos los medios que me quedara en casa, pero siempre me escapaba, a mi me gustaba la calle”, cuenta Ramón.

José “Chiche” Sánchez, el encargado de Un Hogar Para Todas las Noches, lugar donde el tanguero se refugia a diario, nos cuenta que Ramón va cada ocaso a cenar y a dormir. Se despierta a las 6:30, desayuna, y emprende su rutina diaria. Un Hogar Para Todas las Noches es el refugio de hombres en situación de calle que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia y que recibe diariamente a 50 personas.

El tanguero, maestro pastelero de oficio, cuenta que trabajó muchos años en distintas panaderías, y que siempre llenaba de música los lugares a los que iba. Padre de siete hijos, más de 20 nietos y dos bisnietos, cuenta que siempre hizo todo lo posible porque a ninguno le falte nada. Distintas iglesias lo convocan para que cante y siempre lo hace ad honorem. “Cantar me hace feliz, no importa que el público sean personas pobres o ricas, nunca cobré por hacerlo”, cuenta.

“Para mí, Ramoncito es el capo de los compañeros”, dice uno de sus compañeros del Hogar, quien está en proceso de recuperación por sus problemas de alcoholismo. Cuenta que a él también le gusta el tango, y que Ramón le hace acordar a su papá.

Todos en el hogar le tienen aprecio y hablan bien de él. Cuentan que es una buena persona y que canta cuando está de buen humor, cuando está enojado, triste o desganado. Siempre canta. A veces de alegría, otras para aliviar el dolor que generan las vueltas de la vida.

Llega la hora de la cena y al grito de “¡A comer!” todos se levantan y se dirigen hacia la cocina, donde los espera la esposa de “Chiche” para servir un buen cucharón de guiso de fideos, que sólo por el aroma, logra abrir el apetito de cualquiera que pasa cerca.

A cenar y luego a dormir. El alba te espera Ramoncito. Las calles de Córdoba y su gente aguardan por escuchar tus eternas canciones, mañana y siempre.

Sobre el Hogar

El Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Córdoba, cuenta con el “Hogar para todas las noches”, que alberga diariamente alrededor de 50 personas en situación de calle. A partir de las 19, se recibe a estas personas en Obispo Ceballos 44 (Barrio San Martín), a quienes se les sirve la cena y el desayuno y se les brinda un espacio cómodo para descansar a demás de contención. El Hogar cuenta con una capacidad de 55 camas, y posee televisión, lavadero, cocina y duchas con agua caliente. Para más información comunicarse al teléfono: 156663325.