El Festival de Teatro para Niños llega a jóvenes en contextos de encierro

El patio soleado del ex Cecam, se llenó de risas y agitación con la propuesta traída por los bailarines de la compañía europea de danza para chicos, que se presenta actualmente en el Festival Internacional de Teatro para niños y jóvenes en la provincia.

La concepción del Festival como un encuentro entre arte y público que sale de los circuitos ortodoxos y los lugares privilegiados, hará posible que chicas y chicos bajo protección del Estado,-propiamente del Ministerio de Desarrollo Social- puedan gozar de la actividad cultural. Los chicos del Complejo Esperanza privados de libertad disfrutarán también de una presentación, así como los más pequeñitos que se encuentran en la Residencia Eva Perón, -ámbito de cuidados institucionales para niñas y niños con medidas de protección de derechos excepcionales-, recibirán a “Payamédicos” el domingo.

A su vez, las adolescentes y sus bebés de la Residencia Madres Adolescentes estuvieron presentes en la casona del ex Cecam compartiendo con los artistas, las chicas alojadas y personal de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.

“Todos vemos cosas distintas, todos podemos llenar de diferente manera lo que vemos de acuerdo a nuestra imaginación, igual que en un libro, una película…” cuenta el bailarín, cuando le pregunta a las chicas del Centro Socioeducativo, qué vieron, qué les contó el dueto que ellos danzaron para ellas.

Lo que tuvo lugar en el Centro Socioeducativo para Mujeres Adolescentes fue mucho más que una performance, fue un encuentro entre artistas y la creatividad que cada una de las chicas tiene en potencia. En un formato taller, los bailarines hicieron disfrutar de la danza, pero también charlaron con las chicas sobre lo que se ve, lo que se crea, e hicieron con ellas un montón de ejercicios donde hay que imitar, sentir, observar, ponerse de acuerdo, intuir, y también confiar en el otro. “Para bailar, para hacer algunas cosas necesitamos confiar en el otro” marca un integrante de la compañía.

Jugando, las chicas manejaron los impulsos, confiaron en su cuerpo, en el peso y la gravedad sostenida de a pares, y pudieron preguntar y escuchar a los bailarines, y ellos a ellas.

Luego de las actividades propuestas, los bailarines repitieron el dueto y las chicas ya no vieron exactamente lo que percibieron en la primera performance. Después de experimentar ellas mismas con sus cuerpos, pudieron ver con otros ojos los movimientos que envuelve la danza.