El conocimiento para beneficio de la sociedad

Las sociedades de todas partes del mundo, a través de los años, han utilizado los conocimientos existentes en su beneficio para crear condiciones de bienestar social. Las diferentes épocas en la historia de la humanidad han determinado diferentes usos y aplicaciones cognitivas, dependiendo del paradigma reinante en el momento. En épocas de calma, el conocimiento del ser, del yo, orientaba e impulsaba los esfuerzos de los pensadores. En épocas de enfrentamientos, de guerra, tomaba importancia el conocimiento direccionado a la fabricación de armas para defensa o ataque, traccionando la aplicación de conocimientos a la construcción de fortalezas, como principal manifestación.

En todas las épocas, existieron personas cuyo principal “trabajo” fue aplicar lo que se sabía en la obtención de un producto final, ya sea éste una línea de pensamiento nueva, una forma distinta de hacer las cosas o simplemente un “equipo” apto para disminuir el esfuerzo físico o realizar la tarea más rápidamente.

El mundo actual, casi como una copia, sigue moviéndose con aquellos preceptos.  Ha cambiado, quizás, el método necesario para saber,  también como consecuencia de haber recogido fracasos en el camino.

Los paradigmas de la sociedad del siglo XXI imponen que es necesario generar nuevos conocimientos, pero también que es imprescindible aplicar los conocimientos existentes, tal como están o modificándolos parcialmente, para beneficio de la sociedad en general, último destinatario del esfuerzo por saber.

El concepto anteriormente vertido se refiere, generalmente, a los actores individuales del conocimiento. Sin embargo, cuando se carece de sistema, o no hay buena articulación, o no están bien definidos los rumbos hacia donde se quiere potenciar, orientar o definir el alcance de la generación y aplicación de conocimientos, se está inmerso en un caos cognitivo, de poco valor social.

También es trabajo de los científicos, generadores o aplicadores del conocimiento, estar comprendidos dentro de un marco general ordenado, para la optimización en la obtención de sus propios resultados, que DEBEN ser requeridos por la sociedad y necesitan ser utilizados en pos de mayores y mejores beneficios sociales.

Existen conocimientos en diferentes áreas, con distintos grados de avance, algunos de los cuales están haciendo punta a nivel nacional e internacional. Por otro lado, existe una población que tiene numerosos problemas sin resolver, donde el principal requerimiento cognitivo es la aplicación de alguna de las diferentes áreas del saber. Es en esta instancia donde los eslabones inicial (conocimiento) y final (demanda social) requieren uno o varios eslabones intermedios de aplicación y/o transferencia.  En otras palabras, el uso adecuado, inteligente, oportuno, sin preconceptos, abierto, sin límites previos, del saber, lleva indefectiblemente a un mejor y mayor estándar de vida de la población.  Cuando en este camino se parte desde la casi nulidad, también es responsabilidad del sistema -cuya piedra fundamental y objetivo final es EL CONOCIMIENTO- la generación de pautas o  conocimientos nuevos, para ser desarrollados en el interminable camino de propiciar el bienestar social general.

El uso oportuno e inteligente del conocimiento requiere del compromiso de articulación efectiva entre quien posee ese conocimiento y quien lo demanda, es decir: sistema científico-tecnológico  y la sociedad destinataria. Pero el requerimiento social es múltiple y diverso. Es necesario también identificar, clarificar esa multiplicidad, para el contacto directo entre el poseedor de una fracción del saber científico y una fracción de la problemática social.

ES IMPOSIBLE RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS SIMULTÁNEAMENTE. Pero sí es pertinente hacerlo poco a poco, en forma sostenida, con una gran previsión futura, para contener en la solución los nuevos argumentos que van emergiendo, a partir de las nuevas modalidades sociales.

El entramado necesario de poseedores, demandantes, marcos regulatorios, prioridades, importancias relativas y pertinencias, deberá surgir del involucramiento simultáneo de todos los actores, donde el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba (un actor más) interviene con  su aporte efectivo, orientado a facilitar el uso de las herramientas del conocimiento, para su aplicación inteligente en la solución de problemas.   ASUMIMOS EL COMPROMISO DE HACER.