El 1° de Mayo en Córdoba, un festejo con historia

Aunque el festejo del 1° de Mayo fue adoptado por la Federación Obrera Regional Argentina en 1890, hubo que esperar varias décadas para que pueda ser reivindicado a plena luz del día y en las calles, ya que por lo menos hasta 1930 las manifestaciones de los trabajadores debían lidiar con la coerción estatal y en muchos casos la represión.

En Córdoba también en los 30’ comienza a conmemorarse el Día Internacional del Trabajo, incluso en establecimientos “como la cervecería Córdoba, donde cientos de trabajadores festejaban en un almuerzo comunitario al que concurrían directivos, empleados superiores y algunas autoridades provinciales”, como apunta la historiadora Cristina Vera de Flachs.

La legitimidad que gana en el país la celebración de la revuelta obrera en Chicago (1886) que consiguió imponer la jornada laboral de ocho horas, fue de la mano del logro de algunas reivindicaciones que los trabajadores consiguen en los 30’, entre las que se cuentan la creación de la Confederación General del Trabajo y la progresiva puesta en vigencia de la negociación colectiva que, si bien será convertida después del 45’, comenzó a instrumentarse en la práctica varios años antes.

La dinámica que siguen las organizaciones obreras en la ciudad de Córdoba no fue muy diferente a la de otras provincias, aunque con una diferencia de peso. Como subraya Mónica Gordillo, historiadora que ha investigado el movimiento obrero, en el caso cordobés las primeras organizaciones “no fueron promovidas tanto por inmigrantes (a diferencia de lo ocurrido en Buenos Aires y las provincias del litoral), sino más bien por trabajadores locales artesanales calificados, como zapateros, carpinteros, panaderos, entre otros”.

En la ciudad mediterránea hay antecedentes de actividad gremial en 1890, un año después de que se llevará a cabo la Segunda Internacional Socialista, que estableció el festejo del 1° de Mayo, adoptado al poco tiempo en Buenos Aires.

“En la ciudad de Córdoba –apunta Gordillo- la organización sindical empieza en 1890, siguiendo el proceso internacional de bregar por la organización de trabajadores del mundo. En ese entonces la consigna era ‘proletarios del mundo uníos”. Esa movilización y organización, a pesar de que no había Internet ni redes sociales grafica, era producto de una comunicación fluida entre las diferentes organizaciones obreras.

Con raíces en esa tradición de fines del siglo de XIX, las organizaciones obreras fueron tributarias de las corrientes anarquistas, comunistas, socialistas (en Córdoba influyeron estas dos últimas) y, ya más entrado el siglo XX, en las vertientes ‘sindicalistas’, núcleos que bregaban fundamentalmente por reivindicaciones económicas para los trabajadores, con autonomía de los partidos políticos.

En las primeras décadas del siglo XX, la agitación de las agrupaciones obreras se incrementa. “En este periodo hubo una intensísima actividad huelguista a nivel nacional y también en Córdoba. En el momento de la Reforma Universitaria de 1918, la Federación Obrera local apoyó a los estudiantes, lo que da cuenta de (la existencia de) una organización sindical para ese entonces”, puntualiza Gordillo.

En ese contexto, las reivindicaciones de los trabajadores están relacionadas fundamentalmente con la jornada laboral de ocho horas, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, el descanso dominical pago, la retribución equitativa a las mujeres y el alivio para el trabajo de los niños.

Otra tarea de sus tareas importante era bregar por la organización de los trabajadores y la creación de sindicatos, fundamentalmente de oficios, bajo una central única de trabajadores.

Con el advenimiento del gobierno peronista en 1945, el movimiento obrero da un giro, lo que para la historiadora no es una ruptura sino más bien una síntesis de las dinámicas previas. “El peronismo tomó una de esas tradiciones, la sindicalista, que en ese entonces era mayoritaria entre los trabajadores. En ella fundamentalmente se asentará el peronismo, que consigue una cierta unificación ideológica, con excepción de las tradiciones comunistas y socialistas, en torno al liderazgo de Perón”, explica Gordillo.

“La identificación de los trabajadores –sigue- no es la de ‘una masa disponible’ que simplemente se une al líder por un sentimiento. Sino que (se explica porque) el peronismo otorgó una serie de reivindicaciones concretas que los trabajadores venían planteando desde mucho tiempo antes. El peronismo procesó una serie de demandas que ya eran sostenidas y no siempre atendidas”.

Durante el periodo abierto en el 45’ finalmente se convertirá en ley el instituto de la negociación colectiva (establece una forma de relación entre obreros y patrones con el arbitraje del Estado), se dará forma al modelo de sindicato único por rama y se otorgará personería legal a las organizaciones gremiales que ya existían con anterioridad, entre otras medidas de reconocimiento al sector.

El impulso de una legislación laboral que incluirá beneficios como el medio aguinaldo, la actualización salarial, las vacaciones pagas y el estatuto del peón rural representarán avances y reconocimientos de derechos, proceso que muchos conciben como el otorgamiento de la ciudadanía social a los trabajadores.