Córdoba en canciones: primera entrega

Córdoba, con sus diversos paisajes que incluyen montañas, ríos y esquinas urbanas características, ha sido fuente inspiradora de casi un centenar de canciones de compositores latinoamericanos que versan dentro de géneros como el folklore, el cuarteto, el blues, el rock, el vals y el tango.

Con personajes particulares de pueblos norteños y grandes representantes culturales o históricos, nuestra Provincia se impuso como musa de escritores y poetas que vivieron o visitaron alguna vez nuestra extensión. Según el relevamiento de Prensa de Gobierno, de la A a la Z Córdoba se hace presente en 95 canciones, siendo cuna de historias para contar, o dueña de postales dignas de describir con música propia.

Nuestros pueblos y villas serranas

“Cerro de piedras pintadas, algún día he de volver por tu camino de cabras. Me voy para él cuesta arriba, orillando la Quebrada, pura piedra y soledad, Camino de Caminiaga. El alto de Santa Cruz tiene una selva de palmas, por ellas se va la tarde con una luz de vidalas. Adiós norte cordobés, tierra de lindos paisanos; ya se van las tradiciones, me voy por la senda vieja, por Deán Funes y Ongamira”, reza Córdoba Norte (A. Yupanqui), invitando a un paseo imaginario entre los versos que describen lo más alto de nuestra Provincia, tal y como también hace Del norte cordobés (Ica Novo) con Dean Funes, Ischilín, Los Pozos, Sobremonte, Totoral, Cruz del Eje, Jesús María y Tulumba, la tan afamada entre las coplas, también remontada por Campo afuera (C. Di Fulvio).

A Serrezuela, del oeste cordobés, se la recuerda en versos homónimos hechos canción por Los gauchos de Córdoba: allí se enumeran sus “callecitas tristes y su gente tan alegre” que encantan a cualquier visitante. Carlos Paz es recordado en Noches de Carlos Paz (C. Rodríguez) y distinguido, como su nombre lo indica, por su actividad nocturna, la aerosilla y su ícono turístico: el cucú.

La historia y la tradición se encienden evocando a Alta Gracia: Chacarera del Virrey (Los Runa) relata por qué eligió Santiago de Liniers este lugar para tener su casa, aquella estancia que ya había sido bautizada por indios y Jesuitas como La Alta Guardia. “Le gustaba a Don Santiago, porque era como mujer: medio arisca por la tarde, callada al anochecer”, reza la chacarera. Todo el mundo en Alta Gracia (N. Prado y D. Campos) refleja también aquella costumbre de la tierra del Tajamar, de aglutinar a una multitud que recrea sus tradiciones en la famosa Feria de las Colectividades: “Alta Gracia se viste de fiesta, de colores está la ciudad, con banderas de varios países, sus ricos sabores por el aire van”.

“Si me preguntan cuál es la niña que yo más quiero, es cordobesa y nació a orillas del Río Tercero”: así recuerdan Hernán Figueroa Reyes y Wilson Otero a Villa María (Para Villa María). San Javier y sus serranías, en tanto, son recorridas por Bellezas serranas (J. Tello), composición que cuenta cómo la tusca, la verbena y el tomillal “formaron mantos por los senderos hasta la cumbre del Champaquí”. “Arroyitos que van cantando en el pedregal, sus cristalinas aguas parecen hilos de plata brillando al sol. San Javier, tierra de amores, son bellas las flores de tu jardín”, entona la canción que enaltece a Villa Dolores, Mina Clavero y Cura Brochero.

punilla

Postales de ciudad

La característica por excelencia de la capital cordobesa es la Cañada, y esto ha quedado impreso en canciones como Aguas de la Cañada (F. Heredia), Cuequita del Suquía (L. Comba), Viva Córdoba (Los del Suquía) y Córdoba al fin (R. Maldonado Costa), que recuerdan al monumento cordobés entonando versos como “Aguas de la Cañada que nunca serán del mar, fue en tus orillas donde yo empecé a soñar”; o haciendo referencia al río Suquía que viene desde el cerro para desembocar en ella; y también describiéndola como “un arroyo que le anuda la cintura” a la ciudad.

“Con una historia que no acaba en la peatonal, forjó su fama en los afiches de la Catedral (…) Con una plaza jubilada como San Martín, entre romántica y suicida, por sus calles y avenidas viene y va”, recuerda Córdoba al fin algunos de los recorridos tan emblemáticos como céntricos de nuestra Córdoba ciudad.

Luego llega Córdoba blues (Crosstown Traffic), que detalla con notas acordes su recorrido al sur: “Voy por la ruta 9 hasta la 32. Vengo desde Alberdi, voy por el centro y Maipú. Bajo a San Vicente, Altamira, Yapeyú. Paso por barrio Empalme, Colonia Lola”, aunque sus versos denotan otro paisaje muy distinto al actual: “Campos verdes ¡quién diría! Ya nadie planta ni arroz”.

Si una canción describe profundamente los recuerdos cordobeses, esa es –sin dudas- Córdoba de antaño (R. Arrieta). La composición enumera la transformación que tuvo Córdoba al ritmo de las crecientes industrias y cómo “el pozo que es el centro vital de la ciudad” asoma al Suquía y se traza como punto neurálgico de Córdoba.

“Dicha que tuve en Alberdi, mi primera cita en la Plaza Colón”, recuerda con su melodía De Alberdi (C. Rodríguez), y añora aun más “Cuando miro la barranca, la Quinta Santa Ana, la calle Chubut: siento una guitarra, una serenata. Me acuerdo de Córdoba, que me dio la luz».

Y si de actualidad necesitamos, La noche cordobesa (La Banda de Carlitos) nombra otros íconos que, completamente revitalizados, se tornan un paseo imperdible que luce tonada cordobesa: “Tenemos la Costanera, el Parque Sarmiento, el Buen Pastor”, enumera y cierra sin pudor: “hay para todos los gustos, para sacarte el malondón”.

La-cañada

Personajes e instituciones

Córdoba desborda de personajes típicos, de los públicos y de los anónimos, y esto es algo que las creaciones musicales han sabido plasmar como pocos otros géneros artísticos: el paso por Córdoba del pianista español Manuel de Falla, y del revolucionario Che Guevara, quedaron firmes en Todo el mundo en Alta Gracia (N. Prado y D. Campos).

También Jardín Florido, con sus poesías y su clavel en el ojal que supieron retratar en Caballero de Ley (R. Montachini), y un puñado de músicos que forjaron el género musical característico de nuestra Provincia. “El Pibe Berna, Carlos “Pueblo” Rolán y el Cuarteto de oro” suenan en el hit Soy Cordobés de Rodrigo Bueno, quien a su vez es recordado años después junto a la Mona Jiménez, en la prosa a Córdoba que Los Caligaris idearon: Mis tres amores.

Pero también quedaron los recuerdos de la diversión de Alfoncito González (A Serrezuela – Los gauchos de Córdoba), la voz de Tito Suárez (Para Villa María – H. Figueroa Reyes), o la de Edmundo Cartos, el fuelle de Ciriaco y la guitarra criolla de don Cristino Tapia (Córdoba de antaño – R. Arrieta).

Entre los personajes anónimos del hemisferio superior de nuestra extensión, se encuentran los Pacheco, con su casa donde no faltaban “guitarra, bombo, palmas y mandolín”; don Pedro Vergara “que ni dormido pierde el compás”; Don Acosta; Doña Dominga, aquella septuagenaria bailarina de Tulumba; y Sandonio que no escatimaba arte al momento de zapatear. Todos aquellos son recordados gracias a la prosa de Ica Novo, Del norte cordobés.

Pero también el espíritu revolucionario y doctoral están presentes, y con ellos sus protagonistas, en prosas como Córdoba de antaño (R. Arrieta). Entre las instituciones, tampoco podemos perder de vista aquellas que, con el ánimo de recrear al hombre, se emparentaron con los barrios tradicionales de Córdoba y despertaron pasión entre sus habitantes. Como recuerda Rodrigo en Soy Cordobés: “Soy de Alta Córdoba, donde está la Gloria; o en Jardín Espinosa a Talleres tu lo ves; y si querés, yo te llevo para Alberdi, donde están los Celestes… mi Pirata Cordobés”, en alusión a los principales clubes de fútbol de nuestra Córdoba.

jardin florido

De tranvías y ferroviarios

“Aquel tranvía nuestro que se llevó el progreso, en el que tantas veces viajábamos los dos”, relata Córdoba de antaño (R. Arrieta) haciendo una clara referencia al servicio de transporte que acabó con el crecimiento de la Córdoba industrial desarrollada desde 1946. En los siguientes 20 años, la ciudad creció desmesuradamente en extensión, y la mancha urbana alcanzó un tamaño que el costoso tendido vial no podía enfrentar.

“Tranvía del recuerdo que vuelves en los sueños de viejos cordobeses que no te olvidarán, regresas cabeceando de vuelta de los barrios, cargado con la gente que viene a trabajar. Montones de esperanzas, de guardapolvos blancos, colmaban tus asientos, camino del saber. Después que te radiaron también serviste de aula de aquellos chiquilines que transportaste ayer”, relata Tranvía del recuerdo (Los del Suquía) para hacer referencia al uso posterior de aquellos vagones.

También el espíritu de los Ferroviarios, que quedó triste tras su cierre, ha sido digno de retratar en la composición homónima de Jairo y Daniel Salzano, que describe: “pero pararon los trenes porque eran deficitarios, no se anduvieron con vueltas, dejaron todo desierto: el Mitre quedo vacío y el Belgrano medio muerto”.

estacionbelgrano

Sello cordobés: mujeres, tonada, fernet, cuarteto y alfajor

Los oriundos de Córdoba y quienes la visitan, saben hacerle conocer al resto del mundo, aquellas cosas que nos identifican: esas costumbres arraigadas, la música que suena en los bailes, y nuestro cantito al hablar. “En Córdoba, las mujeres le llamarán la atención; el vino, los alfajores y La Voz del Interior. A donde quiera que vaya, me bautizan otra vez, porque hablo con la tonada: me dicen ‘el Cordobés’», relata la canción del Chango Rodríguez (Del cordobés).

También Los Caligaris supieron definir estas características cordobesas: “Córdoba tiene las mujeres más hermosas que ningún hombre en el mundo haya podido imaginar. Tiene montañas, valles, ríos y paisajes que merecen declararse Patrimonio Nacional. Pero además tiene una música propia que ya conoce todo el país: es el cuarteto, no me puedo quedar quieto, y cuando suena un cuartetazo soy el hombre más feliz”, y para no quedarse cortos, definen en Mis tres amores: “Porque además de todo lo que dije, la provincia tiene algo que no hay en otro lugar: los alfajores cordobeses son tan ricos que pueden provocar adicción”.

Y adhiriendo a las estrofas de Los del Suquía, que detallan que “en La Docta la vida crece como trago por la alegría”, celebramos el privilegio de inspirar tantos versos, porque “cordobeses y cordobesas, por ser de Córdoba dan las gracias”… ¡Viva Córdoba!

carnaval cuartetero