Día de la Bandera: el accionar de Belgrano que permitió sostener la soberanía cordobesa

  • El prócer creador de la insignia patria fue clave en el desenlace de las guerras internas para mantener en su cargo al gobernador local.
  • La relación con el brigadier Bustos, quien gozaba de toda su confianza, resultó crucial para proteger la posición ante la embestida artiguista desde Santa Fe.
  • Córdoba, además, resultó un lugar estratégico para nutrir al Ejército del Norte que comandó el general Manuel Belgrano durante siete años.

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano González (Buenos Aires, 1770-1820) fue general del Ejército del Norte en tiempos de revoluciones internas y luchas independentistas en los albores de la incipiente Patria que comenzaba a asomar a comienzos de siglo 19. Cargo al que renunciaría en 1819, en la Capilla del Pilar, en nuestra provincia.

Si bien fue abogado de profesión—estudió en el Real Colegio de San Carlos y en la Universidad de Salamanca y Valladolid—, su carrera militar lo llevaron a ser uno de los prócer más recordados y reconocidos de Argentina.

Como General, mantuvo interacción formal con los gobernadores intendentes y autoridades intermedias de Córdoba para solicitar apoyo militar, ya sea recursos materiales y humanos. Vinculación que se evidencia, por citar un ejemplo, en documentos (bandos y circulares) que se encuentran en el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. En este caso, uno que cita determinaciones sobre los desertores:

Don Manuel Belgrano. Brigadier de los ejércitos de la patria, Coronel de Regimiento N° 5 y General en jefe del Ejército auxiliar del Perú:

“…Y para que tengan estas mis determinaciones su debido cumplimiento y ejecución, ordeno y mando que se publique por Bando a son de cajas en ese cuartel general y sacándose las copias respectivas se remitirán a los gobiernos de Córdoba y Salta, donde me comentan hay crecido número de desertores, a fin de que se lleve debido efecto en todas sus partes”.

Cuartel general del campo santo, 13 de mayo de 1812. Manuel Belgrano.

Copia escrita por Manuel Dorrego.

El aporte Córdoba a la guerra de Independencia

Gracias a su posición geográfica, Córdoba no fue una jurisdicción de enfrentamiento directo con el ejército realista sino que estuvo a la retaguardia de los conflictos. Sin embargo, no fue ajena a estos; puesto que era una jurisdicción estratégica para asegurar el paso de los ejércitos, la comunicación y el transporte en general; y la provisión de recursos para la guerra: en dinero, víveres, cabalgaduras, armas, vestimentas y soldados.

En lo vinculado a los productos con los que contribuyó se pueden identificar cinco rubros: animales para el transporte, alimentos, artículos textiles y en cuero (ponchos, chifles, frazadas, mochilas de cuero de cabra, lana de vicuña, zapatos, cueros blancos y negros, cordobanes, retazos de bayeta y tejidos), armamentos (quintales de pólvora, municiones, cartucheras, cañones y sables) y, por último, dinero en efectivo.

Córdoba no solo producía dichos recursos, sino que también funcionaba como un centro de acopio de los provenientes de otras regiones. Tales recursos eran enviados a diferentes destinos. Sin embargo, no todo lo producido se enviaba fuera de la jurisdicción, sino que también se utilizaba para necesidades militares internas, por lo cual eran enviados a las milicias.

Sublevación en Córdoba

En 1815, Córdoba se reposicionó con respecto al Gobierno Central, resistiendo a las autoridades designadas desde Buenos Aires, eligiendo su propio gobernador y declarándose provincia libre bajo el alineamiento de la alternativa artiguista.

Esto significó el acceso al poder de José Javier Díaz, por designación del Cabildo, el 29 de marzo de 1815, provocando sucesivos fraccionamientos en la elite local y enfrentamientos entre aquellos que apoyaban al Gobierno Central y quienes lo desconocían.

En el marco de la declaración de Independencia de Córdoba de la subordinación al poder central, y del acercamiento de esta provincia al Proyecto de los Pueblos Libres, Juan Pablo Perez Bulnes fue enviado por Díaz hacia Santa Fe con un contingente de tropas en apoyo de esta provincia ante el asedio de las fuerzas directoriales. Pérez Bulnes había sido parte del grupo que impulsó la llegada de Díaz a la gobernación.

Sin embargo, Pérez Bulnes resolvió enfrentar al gobernador de Córdoba con la tropa a su mando y buscar un nuevo alejamiento de las Provincias Unidas.

Javier Díaz lo acusó de indisciplina ante las autoridades centrales. Por estas razones, Pérez Bulnes ocupó la ciudad entre el 18 y el 21 de septiembre de 1815 buscando forzar un pronunciamiento favorable hacia su propuesta por parte de la elite de Córdoba que había impulsado a Díaz, pero tuvo que retirarse por no encontrar una respuesta positiva.

 Un sector del artiguismo, representado precisamente en la figura de Juan Pablo Bulnes, está en desacuerdo con la política pendular de Díaz que no quiere auxiliar a Santa Fe para no enfrentarse al directorio. Bulnes derrota, en un pequeño combate a Díaz, y este pone de gobernador a Ambrosio Funes.

La llegada de Ambrosio Funes al gobierno, sin embargo, no alcanzó para apaciguar la conflictividad política de la provincia, ya que Pérez Bulnes siguió interviniendo en el contexto local con la intención de acercar nuevamente a la provincia de Córdoba a las tendencias federalistas.

La intersección de Manuel Belgrano

En este marco, Belgrano, como comandante en jefe del Ejército Auxiliar del Alto Perú, recibió el 29 de noviembre de 1816 órdenes por parte del Congreso para intervenir en la provincia Córdoba y sostener al gobernador Funes en su puesto.

El Congreso intenta aplacar a Bulnes y envía la orden a Belgrano que enfrente a Bulnes. Belgrano sigue los acontecimientos y efectúa la orden de enviar tropas del Ejército del Norte a cargo de Francisco Sayos. El general propone un plan que consistía en movilizar todo el ejército junto con las milicias de Santiago del Estero y 400 hombres de la Rioja; y actuar en conjunto con el ejército de Los Andes para aplastar a Pérez Bulnes en Córdoba y luego dirigirse hacia Santa Fe para destruir a la «anarquía».

Esta iniciativa no terminó siendo aceptada y solo intervino en Córdoba Francisco Sayos con sus Granaderos. Si bien en un primer momento la acción de Sayos fue efectiva y se logró derrotar a Pérez Bulnes, lo precario de la situación obligó a Belgrano a destinar de forma permanente Juan Bautista Bustos en Córdoba (a quien solicitó venir desde Tucumán) para asegurar el control sobre la provincia y a reforzar las fuerzas de Sayos con un contingente mayor de tropas.

Bustos, al frente de la resistencia

Las incursiones de las tropas del gobernador santafesino Estanislao López en la frontera entre Santa Fe y Córdoba llevaron al mandatario de la provincia mediterránea a solicitar apoyo al Directorio. Juan Martín de Pueyrredón aceptó la solicitud y le ordeno a Manuel Belgrano que asistiera a Manuel Antonio de Castro.

A diferencia de las situaciones anteriores, las intervenciones del Ejército Auxiliar no buscaron recomponer o reinstalar a un gobernador desplazado, sino disuadir y evitar la resistencia en la zona y posibles intentos de cambiar el orden político de la ciudad cordobesa.

Como resultado de esa decisión, el 8 y 9 de noviembre de 1816 se produjeron los combates en Fraile Muerto y Bajo Santa Ana, cerca de la capital de la provincia de Córdoba. Posteriormente se mandó un regimiento a cargo de Juan Bautista Bustos para controlar la frontera noreste.

Sin embargo, la tensión política entre el proyecto de Pueblos Libres liderado por Artigas y el Directorio, hicieron que el 19 de diciembre de 1818, el Gobierno solicite al general en jefe del Ejército Auxiliar del Perú que destine, además, una fuerza de 300 hombres de caballería hacia la provincia de Córdoba para reforzar la posición del coronel Bustos; y para reemplazar a las milicias de caballería de dicha provincia que habían sido licenciadas para ocuparse de la cosecha. Este auxilio le permitió a Bustos rechazar nuevamente a Estanislao López en el combate de La Herralura que tuvo lugar el 18 de febrero de 1819.

El accionar de Bustos estuvo enfocado en lograr la tranquilidad de la provincia de Córdoba y su permanencia dentro de la órbita del Directorio; y en este punto lo ocurrido no difiere de las situaciones ocurridas en años previos en provincias como Santiago del Estero, La Rioja o la misma Córdoba.