Lo esencial es invisible a los ojos: la historia de Agustín y Lautaro

Hasta los 8 años, Agustín y Lautaro veían. Luego, padecieron un desprendimiento de retina que hizo que ambos perdieran la vista. Hoy forman parte del equipo de Goalball del Kempes, representando a nuestra provincia en los Juegos Nacionales Evita. El problema, que también afectó a su madre, los llevó a someterse a entre 12 y 13 operaciones en sus ojos respectivamente, hasta que un posoperatorio les cambió la vida.

La única forma de poder conservar algo de su visión era reposar durante un año mirando hacia arriba en un cuarto oscuro, y allí es donde tomaron la decisión. Hablaron con su madre, y decidieron que querían seguir haciendo deportes, aun cuando no pudieran ver. Definitivamente, mirar al techo no era para ellos.

Así es que desde los 10 años, sin poder ver,  los “melli” van al colegio en Monte Cristo, juegan al fútbol y tres veces por semana viajan Córdoba para entrenar en la escuela de Goalball del Kempes. El “profe”, emocionado, cuenta con lágrimas en los ojos que le dieron una sorpresa al llegar al Estadio en colectivo, desde la terminal. Es que los iban a ir a buscar a Nueva Córdoba.

Uno de los hermanos, comentó: “Durante un tiempo, cuando uno veía, el otro no. Era como que uno le quitaba toda la energía al otro”.

En la charla, dijeron que tienen alguna posibilidad de recuperar la visión parcial en un ojo, pero por ahora, ellos prefieren estar así. Se sienten bien en su círculo de contención, y se acostumbraron a su nueva vida. Entre comentarios, alguien preguntó: – ¿Qué es lo que pueden hacer? – Y uno de ellos respondió: “– Mejor dicho ¿Qué es lo que no puedo hacer? Hasta ando en bicicleta”. Hubo risas, y se pasó a otro tema.

Ahora, inseparables, experimentan su pasión por el deporte y viven como ellos quieren, y toda esa madurez a sus 14 años. Medallas doradas en atletismo, jugadores de fútbol y ahora Goalball, ya están convocados para ambas selecciones juveniles: Los Topitos y Los Murcielaguitos. Todo el futuro por delante, para dos jóvenes que son ejemplo de superación y que defienden sus convicciones como nadie.

Ya lo dijo Saint-Exupéry, a través de uno de sus personajes en el memorable Principito“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.