La Independencia y la revolución del estilo

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia es una buena oportunidad para repasar y debatir sobre hechos y personajes que marcaron ese momento culminante de la historia nacional. Las ciudades tuvieron un papel protagónico en esos episodios y, como puntualiza el arquitecto Juan Manuel Bergallo, Córdoba no fue la excepción.

“La arquitectura de cada época refleja el contexto y el momento histórico. El escenario de la Independencia es la ciudad colonial, pero a partir de la ruptura con España se dio un cambio en el gusto y las tendencias en la arquitectura, dentro de otras cuestiones culturales que se producen a partir de posturas ideológicas y de la búsqueda de otros modelos alternativos”, explica Bergallo.

El especialista compartirá hoy un panel con otros historiadores, que se desarrollará desde las 18, en el Museo Arquitecto Francisco Tamburini, sede del Banco de Córdoba (San Jerónimo 166). El encuentro es organizado por la Junta Provincial de Historia con la colaboración de la Agencia Córdoba Cultura.

La exposición de Bergallo se titula La ciudad y la arquitectura poscolonial como escenario de los procesos sociopolíticos. “Todo acontecimiento histórico, político o social tiene un escenario físico. El proceso de independencia se dio en ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Tucumán, que eran auténticos escenarios», comenta a modo de adelanto.

Las ciudades fundadas por los españoles en Latinoamérica siguieron un modelo fijo, basado en una cuadrícula delineada por calles y manzanas. Esa fue la regla aplicada a la ciudad de Córdoba, con su centro en la plaza mayor -hoy plaza San Martín-, entonces epicentro simbólico y físico. Ese espacio albergó las principales instituciones coloniales, como la sede de los poderes religiosos –la Catedral- y político –el Cabildo -, y a las familias más acomodadas de la época.

Ese escenario comenzó a cambiar a partir de 1816, con el inicio del periodo poscolonial caracterizado -entre otros aspectos- por la «transculturación de otros modelos», sobre todo inspirados en Francia. “Se incorporan nuevos gustos, fundamentalmente con el clasicismo como estilo contrapuesto al barroco europeo, que se veía como reflejo de las monarquías absolutistas. Ese estilo fue desplazado por un lenguaje más racional inspirado en la antigüedad clásica, que recrea valores simbólicos de la polis griega (cuna de la democracia occidental) y la república romana”.

Como puntualiza Bergallo, hay muchas y muy tempranas expresiones de estos cambios en Córdoba, «como por ejemplo la remodelación del Cabildo o de la fachada del templo de San Fancisco; también en la vivienda, ya que empieza a desaparecer la casa colonial de patios y aparece la casa de azotea de cubierta plana o la tipología italiana de la casa chorizo de medio patio”.