En el Cerro Colorado las paredes hablan

Verdadero testimonio dejaron los pobladores originarios en los aleros y cuevas del Cerro Colorado. Las pinturas que realizaron hace miles de años dan cuenta de los momentos difíciles que vivieron con la llegada de los españoles. Sus dibujos, según estudiosos del tema, manifiestan que lejos de pensar que se trataba de momentos de ocio, reflejaban lo que les estaba sucediendo. Algunas de las escenas representan un hecho histórico, la entrada y avance de la conquista española en Córdoba. Marcaban el comienzo de la declinación de la cultura autóctona y con ella la desaparición de los pintores indios.

Imágenes de figuras humanas, de animales y en menor proporción geométricas, se encuentran distribuidas en las diferentes paredes. En uno de los primeros aleros se encuentran unos dibujos que hacen referencia a personas con caballos; los símbolos impresos en las paredes se asemejan a las ilustraciones infantiles.

El Ingeniero noruego Asbjorn Pedersen entusiasmado y comprometido con el trabajo que realizó el matrimonio Gardner sobre las pictografías que dejaron como documento los primeros habitantes  de las Sierras Cordobesas, realizó más de 30 mil láminas tomadas de ciento quince aleros a lo largo de 20 años; las pinturas  revelan diferentes períodos de la vida de los pueblos originarios, hasta culminar con el contacto con el español.

Pedersen utilizó un método propio, inventado por él mismo, al que llamó: «la visual directa del infrarrojo», consistía en la utilización de fotografía al infrarrojo, que le permitía obtener numerosas imágenes imperceptibles a simple vista. Esas imágenes fueron reunidas por él mismo en láminas de un metro de largo por setenta y cinco centímetros de ancho, hoy constituyen el único registro de las pinturas rupestres. El registro realizado por Pedersen corresponde al Cerro Colorado, Cerro Intihuasi, El Veladero, Cóndor Huasi y Paraje La Qeubra y el Desmonte, entre otros lugares de la zona.

El trabajo de preservación realizado por la Provincia es para proteger el patrimonio de la reserva del daño natural por el paso del tiempo y humano, por el uso irresponsable del sitio y por los actos de vandalismo;  la digitalización de las 120 láminas es un modo de cuidar el único registro que se tiene de los pueblos originarios.

El trabajo de conservación se hizo en el Archivo Histórico de la Provincia. En una primera etapa, se limpiaron y fotografiaron las láminas y luego las digitalizaron mediante fotografía digital. También fue construída una caja de madera especial con medidas apropiadas para contener el material y prevenirlo de la humedad entre otras razones de deterioro.

El sitio es también una importante reserva natural en la que conviven numerosas especies de aves, mamíferos y reptiles. Fue declarado por decreto provincial, en 1957, “Parque Arqueológico y Natural”, siendo responsabilidad de la provincia de Córdoba su custodia y conservación.

En el Cerro Colorado se respira “espíritu libre” decía Atahualpa Yupanki y aseguraba que los mejores cuidadores de la Reserva eran los vecinos del Cerro. Actualmente viven 300 vecinos y 35 son estudiantes secundarios.