¿Cómo hablamos cuando hablamos?: conociendo el cordobés

El Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) es un foro de reflexión sobre el idioma español, donde se discute sobre la situación y retos actuales de nuestra lengua. Realizado cada tres años en alguna ciudad hispanohablante, esta vez Córdoba Capital fue escogida como sede.

De esta manera, desde el miércoles 27 hasta el sábado 30 de marzo, Córdoba disfrutará de su octava edición. Con el fin de ir preparando los ánimos de los cordobeses, durante los días previos se realizaron múltiples actividades destinadas a poner foco y reflexionar sobre nuestra lengua y sus particularidades.

Por este motivo, desde la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SeCyT) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en trabajo conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y otras instituciones, la semana pasado comenzó el ciclo 2019 de Café Científico.

La primera charla se realizó el día miércoles 20 de marzo en un bar de barrio Güemes, a cargo de María Teresa Toniolo, directora académica del proyecto Las hablas de Córdoba. Registro, conflicto y proyecciones.

La presentación dio a conocer los resultados de la investigación realizada por la Facultad de Lenguas de la UNC, la cual fue financiada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología bajo la convocatoria 2017 del Programa de Investigación Orientada (PIO).

Los PIO proveen ayudas económicas a grupos de investigadores cordobeses que desarrollan sus actividades en instituciones públicas y/o privadas sin fines de lucro (universidades, institutos de investigación, organismos no gubernamentales).

¿Cómo hablamos los cordobeses?

La provincia de Córdoba, por razones históricas, culturales y geográficas, ha resultado ser en un lugar de encuentro de modos de habla diversos, un crisol de culturas, entonaciones y “cantos”.

Ésto, lejos de ser una cuestión menor, configura no sólo las particularidades de nuestra provincia y sus ciudades como comunidades lingüísticas –es decir, zonas de encuentro entre hablantes de una misma lengua y donde se establece cierto vínculo-, sino también, configura una visión particular del mundo.

En esta línea, lingüistas reconocidos como André Martinet plantean que una lengua es más que un simple conglomerado de palabras, una mera nomenclatura. Es una forma de ver la realidad, de analizar el mundo, de entender las experiencias que vivimos.

Si trasladamos esta teoría a nuestra provincia, podemos ver cómo cada ciudad o pueblo del interior posee palabras distintas o con significados diversos para referirse a situaciones concretas.

Esto tiñe y enriquece nuestra lengua e identidad, pero también construye un espacio dinámico de permanentes cruces: tensiones, préstamos, amalgamas, interacciones, contrastes. Es esta la complejidad lingüística de la cual se ocupa la investigación Las hablas de Córdoba. Registro, conflicto y proyecciones.

Desde un abordaje interdisciplinario -con perspectivas y participación de antropólogos, sociólogos y demógrafos-, el proyecto analizó los componentes lingüísticos de las hablas de Córdoba, sus interacciones y distintos rasgos fonéticos, morfosintácticos, léxicos y fraseológicos.

En una segunda instancia, se intentó dar cuenta sobre cuáles son las relaciones entre las hablas de jóvenes y adultos, hombres y mujeres, y diversos grados de escolarización.

Para llevar a cabo semejante tarea, se tomaron como foco de análisis las tradiciones, historias, preferencias varias y formas de hablar de los pobladores de seis localidades cordobesas: Córdoba Capital, Villa del Rosario, Villa Tulumba, Villa Cura Brochero, Marcos Juárez y Huinca Renancó.

Todos los resultados fueron sistematizados en un corpus teórico, pero –más atractivo aún- dieron lugar a los encuentros de “Café Científico 2019” en el marco del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE).

Además, todos los descubrimientos y particularidades del cordobés fueron plasmadas en un domo ubicado en la ex Plaza Vélez Sarsfield (ubicada frente a Patio Olmos), donde se pueden realizar juegos de conformación de refranes, definir palabras propias del “cordobés básico”, entre otros.

Una propuesta sumamente divertida y enriquecedora que posibilita no sólo pasar un buen momento en familia o amigos, sino también mirarnos y entendernos. Conocer un poco más de nuestra cultura y tradición. Conocer más de nuestra lengua.

Pero además, nos posibilita reflexionar sobre cómo nosotros, los cordobeses, tenemos una forma de ver el mundo distinta a los demás. Una forma que incluso varía entre pueblos vecinos y que, lejos de avergonzarnos, debería ser motivo de orgullo.