Una diplomatura, miles de luchas

Durante 2019 más de 2.200 participantes  de todas las regiones provinciales se forman en la promoción de la no violencia y en el acompañamiento cotidiano a mujeres en situación de riesgo, en el marco de la Diplomatura en Formación de Acompañantes Comunitarios Contra la Violencia de Género.

La propuesta se desarrolla conjuntamente entre el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia -a través de la Secretaría de Lucha contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas- y todas las universidades públicas y privadas de Córdoba.

Luego de casi un año de haber egresado, un grupo de flamantes diplomadas hablan de un proceso que se rememora cada día en las intervenciones cotidianas. Hacen una valoración positiva de la forma del cursado y los contenidos de la diplomatura.

Aseguran que los aprendizajes fueron múltiples, tanto para sus desempeños como acompañantes, como para el desarrollo personal de sí mismas. Aprendizajes que, afirman, fueron creciendo de la mano.

Un punto de partida: diagnóstico locales

Melisa Álvarez Suarez representa a la “Casa Violeta TraslaSierras”, un espacio comunitario del oeste provincial. Igual que sus compañeras, comenzó la diplomatura con una experiencia previa en la temática.

Las prenociones con las que llegaron fueron el punto de partida necesario para lo que, señalan, fue uno de los mayores resultados del proceso: el armado de diagnósticos locales sobre las diversas violencias contra las mujeres, según cada barrio o localidad.

Sobre esos mapeos regionales se planificó todo lo que continuó. Se identificaron los recursos específicos que cada comunidad cuenta para dar respuestas municipales, provinciales, nacionales y de la sociedad civil.

Conceptualizaciones de todo tipo y un variado panorama de legislaciones vigentes fueron integradas al análisis de las redes institucionales locales, explican las egresadas.

El trayecto compartido: miles de luchas en una sola diplomatura

“Recuerdo el primer día, me había levantado a las 5 de la mañana para viajar desde Mina Clavero a Córdoba. Llegué  y vi mucha gente en las carpas. Fue muy emocionante saber que todas esas personas estaban allí queriendo sumar su granito de arena ”, indica Melisa.

Esta opinión es compartida por Camila Liberal, es abogada y socióloga. Actualmente preside la Fundación «Deuda Interna» de la Comuna de la Villa La Bolsa en el Valle de Paravachasca. Indica que “una de las mayores fortalezas de la diplomatura es habilitar el encuentro, nuevos diálogos y fortalecer redes de quienes vienen trabajando en la temática”.

Además, en las conferencias se explicó que «nuestras luchas se relacionaron con reclamos mundiales. Pudimos ver que el problema de acá está en todo el mundo”, indica Mónica quien coordina el comedor comunitario “Las ardillitas” en Barrio Bajo Puyerredón de Córdoba Capital y forma parte de la Agrupación “Mujeres en Marcha”.

Se pudo visualizar que la lucha por la no violencia no se limita al ámbito nacional sino que tiene expresiones a nivel mundial, enfatizan.

En esta línea, las egresadas destacan la oportunidad que tuvieron de conocer a especialistas de América Latina y Europa como Alda Facio (Costa Rica), Roberto Gardas Salas (México), Rita Segato (Argentina/Brasil), entre otros. El acceso a esas disertaciones fue otro elemento sobresaliente para las participantes.

Múltiples lugares de llegada

A un año del egreso, Mónica expresa: “las enseñanzas son infinitas” . De esta manera se refiere a una formación continua en la que «se sigue aprendiendo constantemente».

Sin embargo, a la hora de remarcar un aprendizaje significativo alude a un crecimiento personal: “Aprendí a revisar mis propias actitudes, mis formas de escuchar y hablar para poder centrarme en la perspectiva de la víctima y su familia”.

Desde el Valle de Traslasierras, Melisa se queda con la posibilidad dar «respuestas inmediatas» en las interacciones diarias con las mujeres  víctimas. Para ella, esa fue la herramienta mas valiosa de la diplomatura.

Camila se lleva en la memoria lo vivido cada sábado en las aulas de la Universidad Provincial de Córdoba. «No solo fue un espacio de formación técnica y operativa , sino que fue un ámbito de encuentro entre saberes, que permitió gestar nuevas redes y fortalecer las existentes», opina. 

Para multiplicar el alcance de este espacio,“ recomendamos la diplomatura a otras compañeras, a que se inscriban en la cohorte 2019”, comenta.

Desde el Valle de Traslasierras, Melisa cita al uruguayo Eduardo Galeano quien escribió:«Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo». Y agrega:  “Luego de transitar por la diplomatura me di cuenta que no somos tan pequeñas en realidad, ¡Somos enormes! Hoy tenemos un tremendo potencial para replicar todo lo aprendido”.