Cuentos para la esperanza

Brian quería que sus hermanos más chicos descubran el secreto de la lluvia. Por eso, de entre todos los cuentos infantiles que hay en la biblioteca del Complejo Esperanza eligió el de Gianni Rodari, la historia de un hombrecito ligero que vive en las nubes y tiene el poder de hacer llover.  Le hizo una fotocopia y lo leyó cinco, siete, diez veces, en el baño, en la pieza y en los recreos, hasta que lo aprendió casi de memoria.

Ahora, la historia leída con su voz es uno de los 19 track que tiene el CD “Encuentros en cuento”, producido íntegramente por los alumnos y alumnas que participan de los talleres de las bibliotecas escolares del Complejo Esperanza y del Establecimiento Penitenciario Nº3 de mujeres. “¡Para meter ruido de lluvia abrimos los grifos!”, cuenta Brian, entusiasmado.   

El CD es la culminación de un proyecto de derecho a la lectura que comenzó a principio de año y fue presentado este martes en un aula de la escuela del Complejo Esperanza que reunió a los jóvenes en conflicto con la ley penal y su familias. Entre globos, libros y una merienda compartida, madres, abuelas, hermanos y sobre todo niños y niñas se reunieron para escuchar los cuentos.

Letizia Barbero, una de las coordinadoras del proyecto, explica que la idea surgió hace algunos años luego de realizar una encuesta interna sobre consumos culturales entre los jóvenes. La mayoría contó que nunca les habían leído cuentos o cantado canciones en su infancia. No habían visto libros en su casa y no conocían bibliotecas. “Entonces quisimos reparar esa injusticia -dice Barbero-. Tenemos muchos libros hermosos en la biblioteca que sirven para recuperar ese partido. Y aunque ahora ya son adolescentes le propusimos que lo hagan para compartirlos con los niños de su familia”.

El proceso de trabajo fue intenso. Cada alumno leyó todos los cuentos disponibles en la biblioteca y escogieron uno. A partir de allí, participaron de talleres de narración oral,  teatro, vieron videos, etc. Luego los grabaron. Cada cuento, musicalizado, comienza con una dedicatoria. “A todos los niños del mundo y sobre todo a mi sobrino Martín”, dice Emanuel, que grabó la Liebre y la Tortuga.

“Empezamos por derribar algunos prejuicios. Tenían la idea de que leer cuentos a los niños era cosa de mujeres. Después se fueron conectando con su propio narrador, ya  no importaba si se trabajan al leer o no. Pensaban en sus sobrinos, en sus hermanos y hermanas”, contó Barbero.

La primera pista es El Tunel, de Anthony Browne y está contado por Luciano y Emilia, alojada en el penal de mujeres. “Habla sobre dos hermanos. Yo se lo dediqué a los míos,  en mi casa somos siete y siempre nos peleamos. Pero después de muchas cosas duras aprendimos a llevarnos bien”, dice Luciano. A sus 17 años, es un gran lector. Ahora lee a Albert Camus y cuando puede, escribe relatos y cuentos. El diseñó de la tapa del CD, que fue grabado en los talleres de serigrafía.

«Nuestros estudiantes -dice la retirada de tapa del DC- además del distanciamiento de sus vínculos, muchas veces han vivido infancias interrumpidas, según sus propias palabras, la falta de niñez. Con la dimensión de la palabra literaria pueden recuperar su niño interior».