De vacaciones: vamos al agua

Una de las postales clásicas del verano cordobés muestra a gente disfrutando de lagos, ríos y arroyos. Es que hay pocas actividades más placenteras que una refrescante zambullida en el agua en días cálidos . La naturaleza ha sido generosa con la provincia, ofreciendo alternativas para todos los gustos, desde arroyitos para remojar los pies, hasta piletones y corrientes naturales en ríos para aficionados a la natación.

Por eso no está de más saber:

Los ríos cordobeses tienen diverso caudal, profundidad y comportamiento. Si no conocés el lugar,  antes meterte al agua preguntá a los lugareños o hacé un reconocimiento del curso de agua.

En lagos y embalses la zona apta para bañarse y nadar suele estar delimitada por boyas.

Si vas a la playa después de comer, esperá hacer la digestión antes de sumergirte en el agua.

No consumas alcohol, porque genera pérdida de lucidez y de reflejos, provocando vulnerabilidad en el agua. El mayor porcentaje de ahogados se produce por esta causa.

Cuando el agua del río o arroyo se torna de color marrón y trae espuma, ramas, hojas o basura significa que la creciente está llegando. Alejate pronto y resguardate en zonas altas; nunca lo haga en islas o piedras porque la creciente puede incrementarse y quedar aislado o ser arrastrado.

Si ha llovido por varias horas, presta atención a lo que informen los medios de comunicación, ya que habitualmente advierten sobre las crecidas de los principales ríos.

Si no sabés nadar permanecé en las zonas bajas del río.

Antes de arrojarte al agua, asegurate que no haya piedras en el lecho del río. Habitualmente pasan desapercibidas desde la playa o desde la superficie del río.

No crucés vados o puentes que se encuentren tapados por la correntada del agua, aunque parezca que se pueden pasar sin peligro. No te confíes.

Las operaciones de rescate en el agua las realiza personal entrenado. Evitá riesgos si no tenés preparación  para dar auxiliar a quien está en peligro. Antes buscá ayuda y da aviso.

Nunca armés la carpa en cercanías de ríos o arroyos, ni en zonas bajas, ya que una creciente repentina puede sorprenderte mientras dormis.

La mejor manera de saber de donde acampar, fuera de un camping, es observar con detenimiento la marca nivel de crecimiento de agua, que deja resaca en árboles, piedras y alambrados.