Un proyecto de prevención de consumo de alcohol en adolescentes

En escuelas públicas y privadas de Córdoba y en clubes deportivos se realizó recientemente el proyecto piloto “¿SABÍAS QUÉ?”. Se trata de intervenciones basadas en el enfoque de «Normas Sociales», que constituyen un insumo para políticas de prevención basadas en evidencia. Estas experiencias mostraron ser efectivas para disminuir la frecuencia e intensidad del consumo de alcohol, y la percepción de cuán extenso es el consumo de alcohol en los pares o compañeros.

Este proyecto es un desarrollo que llevan adelante la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones del Ministerio de Salud de la Provincia, junto a investigadores del CONICET, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y del Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC-CONICET-UNC), con financiamiento del programa I+Tec-Social del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba.

Desde el enfoque de Normas Sociales y Behavioural Insights, la estrategia tuvo como objetivo la detección y disminución de los “sesgos cognitivos” que suelen presentarse en relación con la extensión del consumo de alcohol y otras drogas. En general, y en la población estudiantil en particular, se produce un fenómeno por el cual los individuos creen que lo más común (la “norma”) es que se consuma alcohol en más cantidad o en más frecuencia de lo que realmente sucede. Es decir, se sobre-estima el consumo de los pares y, según indican muchos trabajos previos, cuanto mayor es esa sobre-estimación o ese sesgo, mayor es el riesgo de que el individuo incurra en consumo propio de alcohol.

A partir de esa concepción, la intervención “¿SABÍAS QUÉ?” implicó la realización de una encuesta anónima, en la que adolescentes de entre 13 y 14 años respondieron acerca de sus consumos de alcohol (frecuencia, intensidad) y sus creencias sobre los consumos de sus compañeros y compañeras. A posterior, los datos fueron analizados y efectivamente se detectaron “sesgos cognitivos”. Por ejemplo, en un grupo de adolescentes, la prevalencia real de consumo de alcohol en el último mes era igual o menor al 40% pero, sin embargo, la creencia era que casi todos sus compañeros y compañeras habían consumido alcohol en algún momento del mes.

Así, entonces, se crearon mensajes destinados a disminuir estos sesgos cognitivos, mediante charlas desarrolladas por el equipo técnico de la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones, quienes dispusieron carteles y entregaron folletería en cada una de las instituciones.

“Podemos creer que todos se emborrachan, que todos consumen drogas, pero cuando uno mira los números la gran mayoría de la gente no lo hace, y la evidencia indica que exponer esas disonancias tienen efectos sanitarios positivos”, afirmó el investigador Ricardo Pautassi, de la Facultad de Psicología UNC e INIMEC-CONICET-UNC.

Por su parte el subsecretario de Prevención de Adicciones, Pablo Bonino, explicó que “este efecto, el de sobre-estimar la conducta-problema de terceros, ocurre debido a que nos focalizamos en aquellas pocas conductas que llaman nuestra atención, las que son ejecutadas por una minoría, pero que resaltan por su prominencia”.

A la vez, Bonino señaló que es importante reconocer el efecto del “sesgo de disponibilidad”, -concepto del Premio Nobel Daniel Kanheman- mediante el cual traemos a nuestra mente la “agenda” que formamos en función de las conversaciones que se generan en la sociedad y desde esta agenda es que generalizamos. De esta forma se sobre-estiman una gran cantidad de conductas problemas y, a su vez, se retroalimenta la conducta a evitar, porque se normativiza generando lo que otro Premio Nobel, Richard Thaler, denomina la “ignorancia pluralista”, que crea una norma social a seguir.

En relación a “¿SABÍAS QUÉ?” (Figuras 1, 2 y 3), Bonino y Pautassi señalan que se encontraron resultados que muestran que la intervención resultó pertinente para disminuir, respecto de un grupo control no intervenido, la frecuencia de días al mes de consumo de alcohol y la cantidad de medidas de alcohol consumidas por cada ocasión.

También se observaron efectos benéficos de la intervención sobre el consumo intensivo de alcohol (3-4 tragos por ocasión de consumo), sobre la frecuencia de borracheras y sobre la percepción del consumo de los pares.

Sobre estos resultados, Bonino explicó que intervenir en períodos críticos, como el seleccionado, “constituye un aspecto central en las políticas de prevención ya que, al demorar el inicio o escalada en el consumo de alcohol, estamos impactando en uno de los principales factores moduladores de las problemáticas asociadas al consumo, que actuará durante toda la vida de las personas”.

Actualmente el proyecto se encuentra en su fase de finalización, en la que se continúan monitoreando los resultados. Como paso siguiente, antes de fin de año, se publicará un manual para que la intervención pueda ser replicada en todas las instituciones educativas que lo deseen. Esta iniciativa ha generado interés, no solo en Argentina si no en Latinoamérica, lo que motiva especialmente la creación de este material.