Rehabilitación: “En Córdoba se trabaja con mucho acierto”

El último reporte sobre discapacidad de la Organización Mundial de la Salud señala que el 15 por ciento de la población en el planeta presenta discapacidades de algún tipo. En otras palabras, hay en el mundo unas mil millones de personas con diferentes disfuncionalidades. Se estima que en el continente americano la cifra llega a los 480 millones de personas.

El informe consigna que en este siglo, enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, los trastornos de salud mental o cardiovasculares van a producir tres veces más muertes y discapacidad que en la década de 1990.

Armando Vázquez, especialista en discapacidad de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), estuvo de visita en Córdoba. Conversamos con él acerca de estas realidades.

¿Cómo definimos a la rehabilitación hoy?

Entendemos por rehabilitación a una serie de medidas entre las que intervienen diferentes disciplinas, con el fin de desarrollar las mejores capacidades en personas que han tenido alguna alteración funcional. La rehabilitación procura que estas personas puedan adquirir autonomía, independencia, integrarse a la sociedad. Como dije, es un trabajo que se realiza desde diferentes sectores, pues si bien la discapacidad se origina en una condición de salud, y las medidas comienzan a tratarse desde el sector de salud, también involucra factores y variables que pueden incidir en que una discapacidad se perpetúe.

 

Factores como el aumento de la expectativa de vida incrementan las posibilidades de que existan más y más casos de personas con discapacidades.

El aumento de la expectativa de vida hace a los adultos mayores más vulnerables a adquirir una discapacidad. Lo cual no quiere decir que una persona que envejece sea una persona discapacitada. Ocurre que estamos envejeciendo con mala calidad de vida, y entonces somos más vulnerables a adquirir una discapacidad. Cuando uno llega a los 90 años, su desplazamiento, su potencial de desplazarse se ve un poco afectado. Propio de la edad, uno pierde capacidades funcionales, pero no quiere decir que sea una persona con discapacidad. Lo que pasa es que, ante esa pérdida funcional y en entornos que son inaccesibles, que no facilitan el desplazamiento, empieza a vivirse como una discapacidad.

 

Y a su vez aumentan los riesgos, las posibilidades de sufrir accidentes…

Exacto. En estos grupos de edad, una caída o cualquier evento que lleve a una alteración de la condición de salud, indudablemente va a producir un cuadro en el que la discapacidad parezca más importante.

 

RED DE REHABILITACIÓN CÓRDOBA

De paso por nuestra provincia, el especialista venezolano tomó contacto con la Red de Rehabilitación Córdoba. Esta organización, dependiente de la Dirección General de Inclusión Sanitaria del Ministerio de Salud provincial, cuenta actualmente con 31 juntas de clasificación de discapacidad y nueve centros de rehabilitación —próximamente su sumará un décimo— repartidos en la geografía provincial. María Teresa Puga, directora general de Inclusión Sanitaria, informó la intención de hacer participar al doctor en la orientación de dicha Red, y así adecuarla a los lineamientos con los que trabaja hoy la OPS.

 

¿Cómo encuentra a Córdoba en esta temática?

En estos días que pasé en la provincia estuve recorriendo lo que se hace en el sector salud, lo generado en la Red de Rehabilitación Córdoba para las personas que necesitan un servicio de rehabilitación. Creo que se está trabajando con mucho acierto en un área que por lo general es deficiente en la mayoría de los países, que es el componente de rehabilitación en el modelo de atención en salud.

 

¿Y a la Argentina?

En Argentina, al igual que en el resto de América Latina, el tema ha empezado a cobrar importancia en las agendas de políticas públicas. Recordemos que en 2006 se aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la cual Argentina es signataria y ha ratificado tanto la convención como sus protocolos facultativos, y también la ha hecho una ley nacional. Hay un compromiso del país por llevar adelante y cumplir estos derechos. Indudablemente, desde mucho antes el país trabajó en legislaciones para proteger esos derechos, iniciativas que se han ido implementando para garantizar la rehabilitación y la integración. Falta mucho por hacer, yo creo que en América latina en general tenemos muchos retos, sobre todo en el reconocimiento de los derechos de estas personas y su plena participación en la vida social: aspectos que aún hay que superar, como la escolaridad de los niños con discapacidad o el trabajo para estas personas. Pero se ha avanzado.

 

¿Cómo ve la recepción social de estos asuntos de unos años a esta parte?

Ha cambiado. Ha pasado de ser un tema de caridad a ser uno de derechos humanos. Sin embargo, todavía necesitamos trabajar mucho. Hay que ir manteniendo esos logros, conservándolos, mejorándolos, asumiendo nuevos retos. En el caso de salud, no solamente la oferta al servicio de rehabilitación, sino que también hay que trabajar articuladamente con otros sectores, con otros programas, como el tema de la promoción, la prevención y la atención a los nuevos casos de condiciones de salud que nos están generando discapacidad. En este momento, las condiciones crónicas son las que nos están generando mayor discapacidad en la población.

 

¿Dónde considera que habría que poner el acento?

Sin dudas, en la decisión política de llevar adelante la atención de personas con discapacidad, y en el cambio de actitud del resto de la población hacia las personas con discapacidad, para evitar la discriminación y aceptarlos con sus diferencias y darles la oportunidad de que tengan plena participación en la sociedad.