«Queremos demostrar que sí nos podemos recuperar»

Ochenta ex internos carcelarios que cursaron diferentes talleres de oficios a lo largo del año recibieron hoy sus certificados de parte del Patronato del Liberado, la institución dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que busca la reinserción social, familiar y laboral.

El acto se concretó en el Centro Cultural Graciela Carena, en pleno centro de la ciudad, uno de los lugares donde los liberados cursan las capacitaciones. Fue un momento de mucha emoción que los alumnos y sus familias compartieron con docentes, autoridades del Poder Judicial, funcionarios y representantes de empresas y organizaciones que participaron del proceso. Cecilia Lanzarotti, directora del Patronato, agradeció a las instituciones y empresas que “se animaron a confiar y decir: ‘si, yo voy a abrir la puertas’”.

“Este fue un año especial, recibimos el apoyo de muchas nuevas instituciones y organizaciones –destacó Lanzarotti-. Vivimos un proceso en el que ciertos protagonistas están comenzando a darse cuenta de que esto se saca adelante entre todos. Si no nos involucramos, aunque sea difícil, aunque haya cosas que provoquen rechazo, no vamos a generar oportunidades para que otros puedan salir adelante”. La funcionaria también destacó el compromiso del Poder Judicial, representado en el acto por la Jueza de Ejecución Penal Nº 3, Rita Fonzalida.

Los cursos estuvieron a cargo de docentes provistos por la Secretaría de Equidad y Promoción del Empleo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y la ex gerencia de Empleo de la Nación, ahora llamada Agencia Territorial. De las formaciones también participaron instituciones sociedad civil, como la Unión de Hoteleros y Gastronómicos de Córdoba (UTHGRA), la Fundación Córdoba Moda o el Centro de Estética Graciela Piergentili, y el Instituto Santo Domingo.  

Historias

María Luz está bajo la tutela del Patronato y es el paradigma del esfuerzo: estando detenida estudio, entre otras cosas, administración de empresas y hoy es docente del curso de Programa de Empleo Independiente y Emprendedurismo. “A los alumnos les cuento mi historia, yo los puedo entender por que también pasé por esto”, dice María Luz y agrega: “A nivel personal me enriqueció mucho pasar por el Patronato, me gusta mucho ayudar y estar desde la solidaridad para apoyar a los otros”.

Y cuando Isabel tomó la palabra hizo llorar a todos. Con sus 52 años, más de una década condenada, madre de un hijo discapacitado, dijo: “La mejor escuela que yo tuve, a pesar de haber estado encerrada, fue el Servicio Penitenciario. Me enseñaron a ser persona, a tener límites, a saber que los derechos de las personas hay que respetarlos”.

Isabel cumple prisión domiciliaria y trabaja de su emprendimiento textil. Agradeció al Patronato porque, dice, se siente cuidada. “No es que nos sacan de la cárcel y nos dicen ‘Vayan y hagan lo que quieran’. Nos cuidan, sabemos que tenemos un respaldo y debemos respetarlo, no para quedar bien con ellos si no para quedar bien con nosotros, para demostrar que sí nos podemos recuperar. Porque la vida vale la pena, no importa los obstáculos”.