“Nuestras conquistas son siempre a través de la lucha”

El 8 de marzo es el día establecido en el mundo para conmemorar la lucha de las mujeres por el acceso a derechos. Sin embargo, el sentido de esta fecha,  lo hemos vivenciado de diferentes formas; hasta no hace tanto lo sentíamos como un homenaje a las mujeres, un día especial de «mimos» para ese género “que lo da todo”.  Actualmente, para muchas personas, es una jornada para expresar la búsqueda de una sociedad más justa, con igualdad de derechos para hombres y mujeres.

Hay un colectivo de muchachas, señoras, esposas, hermanas, hijas, identificadas como mujeres, en la que la que esta fecha, no siempre las incluyó y en la que pertenecer al género femenino fue un doble reto, no solo por crecer en un orden patriarcal, sino por crecer en una sociedad heteronormativa, donde determinadas identidades u orientaciones sexuales no eran o aún no son, socialmente aceptadas. Como dice Alejandro Escudero Salama, subdirector de Derechos Humanos de las Minorías y Lucha contra la Discriminación, “ya de por sí ser mujer, en esta sociedad, significa una situación de desventaja en relación a los hombres, quienes hoy nos sentimos interpelados a pensar en nuestros privilegios; pero  ser mujer de género disidente hace aún más dificultosa la lucha para acceder al goce de derechos que todos y todas detentamos por el hecho de ser personas”.

“Nosotras no teníamos derecho ni siquiera a salir a la luz del día”, cuenta una referente del colectivo trans que milita por los derechos del colectivo desde los 14 años. Señala que el hecho de tener documento fue primordial, “hoy por hoy, me permite morirme cuando yo quiera. Mi lápida va a decir, aquí yace Ana Laura”, y nos hace pensar sobre algo que no es un problema para quienes nuestra identidad de género nunca fue cuestionada.

“No es lo mismo ahora que se puede hablar con libertad de sexualidades o hablar de ser trans, que antes que te tenías que esconder porque tus viejos te pegaban porque era un pecado”, reconoce Pía. “Se ha abierto un poco la mente pero aún sigue habiendo injusticias y por más que hace seis años tenemos una ley de identidad de género hay cosas específicas que falta darle rosca” dice. Cuenta también, que este año su agrupación se sumó a la organización de la marcha 8M en la ciudad de Córdoba, porque como colectivo trans están movilizadas por la cantidad de muertes a mujeres y a personas transgéneros.

Salama, asiente que muchas de las discriminaciones que sufren las personas trans y las personas homosexuales, en los ámbitos educativos, en los servicios de salud, en los ámbitos deportivos, por ejemplo,- que hace que las mismas chicas y chicos se auto excluyan de estos espacios-, provienen del prejuicio y el desconocimiento. “Nosotros articulamos con las diferentes áreas ministeriales la agenda LGBTIQ, y capacitamos en perspectiva de derechos humanos y diversidad; podes ser mejor el profesional, hacer la mejor cirugía pero  sino tenes incorporado el trato digno que hay que tener para cualquier persona, no sirve”. Subraya que en el 2018 se trabajó fuertemente la temática con Seguridad y Salud. “Es tan importante capacitar a los profesionales como a las personas que te atienden antes, que hacen la diferencia para que una persona trans no de la vuelta y se vaya al no ser respetado por quien es”, agrega.

Florencia, que participa de Futboleras Organizadas, y además es docente, observa que los avances en  normativas han sido importantes y son valiosos, pero que persiste la matriz cultural que normatiza la familia, la escuela, los docentes, los compañeros; “ser lesbiana en una escuela es un problema”, asevera.

Sin embargo, tanto Ana Laura, como Pía y Florencia ya perciben otra apertura de las generaciones más jóvenes. “Es un movimiento que acompaña”, dice Florencia, “está permitiendo romper ahí con los adultos”.

La clave, coinciden todas, para lograr una sociedad inclusiva, que les permita el acceso a derechos en igualdad, es luchando, tal como ha sido para todas las minorías históricamente: “Nuestras conquistas son siempre a través de la lucha”, dice Ana  Laura. “Dar la posibilidad de pensar en modelos disidentes, que también existimos, que hay otras identidades”, dice Florencia, y añade “pensando estrategias para incluirnos en otros espacios que son también de nosotros”.