«Jaque mate a la exclusión» cerró el año con un torneo

En el salón del Módulo MD2 del Establecimiento Penitenciario de Bouwer hay una docena de mesas con tableros de ajedrez. En cada una, jugadores zambullidos en el juego, abstraídos de lo que pasa alrededor. Algunos curiosos miran desde cerca y van pasando de mesa en mesa. En tres horas cada uno habrá jugado cinco partidos y saldrá un campeón del torneo, pero ahora el clima entre los contrincantes no es de competencia, es de compañerismo: los que más saben ayudan a los menos avezados. “Es que acá venimos a pasarla bien, a distraer la mente y a aprender a pensar”, dice Cintia, mientras mueve la torre negra y come el caballo de Rodrigo.

Ayer, el programa “Jaque Mate a la exclusión”, que lleva el ajedrez a los contextos de encierro, culminó un nuevo año de trabajo con un torneo del que participaron internos de diferentes módulos y mujeres del Establecimiento Penitenciario N°3.

“El ajedrez puede ser una herramienta de transformación, tiene una gran potencialidad para la reintegración social; el propio juego ayuda a reflexionar sobre los aciertos y los errores personales y todo eso ayuda en los contextos de encierro”, dijo Calixto Angulo, coordinador del programa realizado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Córdoba y la Federación Provincial de Ajedrez.

Los partidos fueron arbitrados por miembros de la Asociación de Ajedrecistas de Córdoba. Cada jugador disputó cinco partidas y, por puntos, el ganador fue Raúl Fernández, seguido por Oscar Dávila y Jesús Luna. “Cada año tenemos un mejor nivel. Y eso es porque se entrenan y estudian, pero quiero decirles que el entrenamiento es para ser campeones de la vida”, dijo, en la entrega de premios, Rodrigo Cuneo, profesor en el penal.

“Cuando estaba en libertad nunca me interesé por el ajedrez, tenía el prejuicio de que eso era para gente inteligente, pensaba que no iba a poder”, contó uno de los participantes.

Para Norma este fue su primer torneo, aunque empezó a jugar hace más de un año. “Estoy enseñándole a jugar a mis hijos cuando vienen de visita”, dice. “El Ajedrez aportó muchas técnicas que aplico en mi vida: a tener paciencia, a saber mover las piezas, a que hay que correrlas y cuidarlas en ciertas situaciones, a reconocer cuál es la pieza importante y sobre todo a ser buena compañera”, agrega.

Varios de los tableros y las piezas usadas en el torneo fueron construidos en los talleres de carpinterías, por los propios internos. “Jaque mate a la exclusión” comenzó en Bouwer en 2016 y luego se amplió a Villa María, San Francisco y Cruz del Eje. También se brinda a los jóvenes del Complejo Esperanza.