Orientación vocacional: cuestionarse para decidir

En el emblemático edificio del colegio Jerónimo Luis de Cabrera, de arquitectura clásica que remonta a la Italia del siglo XIX, se encuentra una pequeña dependencia cuya función y actividad desborda su diminuto espacio físico: es la oficina del Programa de Orientación Vocacional-Ocupacional del ministerio de Educación de la Provincia.

María del Carmen Bartolo, coordinadora del Programa de Orientación Vocacional-Ocupacional de la Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa (SEPIyCE), destaca que desde hace 20 años funciona este servicio que hoy cuenta con ocho técnicas la mayoría psicólogas, psicopedagogas y docentes de minoridad. “Tienen que ser profesionales con gran capacidad de escucha, con amplios criterios y que les agrade trabajar con adolescentes”.

El programa esta dirigido a aquellos estudiantes que están cursando el último año de la escuela media. La especialista  subraya que quienes se inscriben en el programa tienen en común, no sólo la edad, sino también la etapa que están viviendo, el momento por el que atraviesan donde parece que algo se termina y hay que pensar en que hacer para continuar.

“Nuestra tarea –explica Bartolo- consiste en articular el fin de una etapa que es la terminación de la vida secundaria y el
futuro, porque después de la escuela los adolescentes, jóvenes y adultos que terminan el secundario se preguntan ¿que hacemos?”.

No es un curso, no es un taller ni clases a tomar. Su responsable habla de “procesos de orientación vocacional–ocupacional” para todas las escuelas de nivel medio. Se desarrollan ocho encuentros en capital y en menor número y mayor intensidad en escuelas del interior de la provincia.

Encuentros

Y es así porque la propuesta constituye un espacio de reflexión e intercambio que permite a los participantes, cuestionarse sobre los factores que intervienen en la construcción de un proyecto de vida, ¿Qué quiero ser? ¿Qué me gusta? ¿Cómo elijo? ¿Qué espera mi familia de mí? ¿Qué carreras hay en Córdoba? ¿Se dicta la carrera que me gusta en alguna institución pública?

Bartolo, que es profesora de Psicología y hace 18 años trabaja en el programa, cuenta de que se trata: “Son espacios de escucha, búsqueda y encuentros donde un equipo técnico especializado acompaña y favorece la elaboración de proyectos de vida que trasciendan la elección de una carrera en particular, favoreciendo su transición a la vida adulta”.

“Cuando terminan los encuentros, el ‘proceso’ continúa en ellos con las herramientas que pudieron adquirir de los otros y de ellos mismos al compartir distintas realidades”, se explaya.

El equipo desarrolla procesos de orientación Vocacional Ocupacional con grupos heterogéneos de jóvenes que concurren voluntariamente, motivados por sus deseos e inquietudes ligados a lo vocacional, de allí que los procesos se lleven a cabo fuera del horario del cursado escolar.

“Hace muchos años que trabajo en esto y hay algunas cuestiones que se repiten a través del tiempo y que son comunes a esta situación y que no tienen que ver con la edad como no querer separarse de sus amigos, cerrar una etapa, el miedo a lo desconocido, creer que no se va a poder y se va a fracasar es lo común que tiene este momento. Otras varían según las épocas: el trabajo, la realidad económica y social, etcétera”, puntualizó la coordinadora del programa.

La especialista indicó además que no hay diferencias entre las expectativas de los estudiantes que vienen de escuelas públicas o privadas. La diferencia se nota en las posibilidades económicas de algunos de seguir estudiando sin tener que trabajar porque los padres los pueden mantener pero no en cuanto a sus intereses. “Ellos vienen pensando, la mayoría, en seguir estudiando y en conseguir empleo”, argumenta.

Jóvenes esperanzados

En una encuesta realizada en 2011 en el marco de una investigación que realizó el equipo que lleva adelante el programa, el 65% de los jóvenes dijo que le gustaría estudiar y trabajar para independizarse y para poder solventar sus estudios.

“La mayoría de los jóvenes que asisten a nuestros procesos son esperanzados de seguir adelante, de estudiar y de conseguir un trabajo. Inclusive la gente del interior se plantea esto de venir a Córdoba que es como un plus porque no solo es cambiar de ambiente, del secundario a la universidad sino también cambiar de localidad”.

Una política de Estado decisiva

La funcionaria destacó el hecho de que hoy exista el Boleto Educativo Gratuito ya que ha permitido que muchos, al menos los de localidades vecinas, se planteen ir y volver durante el primer año. “Esto evita el desarraigo y permite una mayor adaptación. Teniendo la posibilidad de viajar todos los fines de semana, les quita a los estudiantes un factor condicionante al momento de tomar la decisión”.

Al culminar los encuentros, el panorama con el que se van los estudiantes tiene que ver con la maduración y el momento de cada uno de los participantes. También tiene que ver la fecha en la cual se realizó el proceso porque no es lo mismo trabajar con un grupo en abril, en agosto o en noviembre.

Elegir sin presiones

Al respecto Bartolo evidenció una situación que viven los estudiantes del último año de la escuela media. Muchas veces el conjunto de instituciones que se dedican a preparar para los ingresos a carreras universitarias están tan apurados por conseguir alumnos que realizan cursos cuando los jóvenes todavía no terminan sexto año, entonces se acelera la toma de decisión en los chicos que no les permite vivir con naturalidad el cierre de un ciclo, además de que tienen que terminarlo con todas las materias aprobadas para poder continuar.

“En abril algunos cierran su decisión y están seguros pero nosotros les decimos este proceso sigue, la toma de decisión va a ser cuando te inscribas. Si de abril a diciembre, cuando abran las inscripciones, surge otra cosa y tenés dudas llamanos”.

En ese sentido, destacó la existencia del Espacio Curricular Formación para la Vida y el Trabajo -único en el país- que tiene Córdoba, importante para que el docente encargado pueda trabajar con los estudiantes estas cuestiones que tienen que ver con cerrar un ciclo y con la critica a esta realidad que los quiere atrapar y no les permite vivenciar con naturalidad el fin de una etapa.

Ocho de cada 10 mantuvo su decisión

En el 2010 se inscribieron un total de 318 estudiantes entre capital e interior, de los cuales el 65% provenía de escuelas públicas y un 35% de privadas. Bartolo agrega que la mayoría siempre son mujeres.

En el 2011, año en el que el equipo realizó una investigación, el programa arrojó resultados más que interesantes. De un total de 296 estudiantes, el 36% tenía como motivación la búsqueda de información y el 35% la orientación. Mientras que el 37% de los jóvenes tenía expectativas de encontrar ayuda especializada, el 31% buscó obtener seguridad al momento de elaborar una decisión.

Entre los factores que obstaculizaban la elección, las especialistas observaron que el 15% tenía indecisión, el 7% falta de información y el 3% cuestiones relacionadas con la inseguridad, mientras que el 2% argumentaba presión de los mandatos familiares, el 1,7% dijo tener miedo y el 0,4% no saber si trabajar o estudiar.

Al culminar los encuentros sólo el 8% modificó su elección mientras que el 79% mantuvo su decisión. Otro dato importante es que el 86% del total de inscriptos culminó el proceso y de ese porcentaje, sólo 38% terminó con algún grado de indecisión.

En lo que va del 2012, 700 estudiantes de Capital e interior ya han realizado el proceso de orientación vocacional-ocupacional y en pocos días más comenzará otro encuentro más.

El servicio, actualmente, es la única oferta gratuita existente en el ámbito provincial y se enmarca en la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 que contempla el “derecho de los alumnos/as a recibir orientación vocacional, académica y profesional/ocupacional que posibilite su inserción en el mundo laboral y la prosecución de los estudios”.