El cura, el gestor

Es conocido el tesón con que José Gabriel Brochero buscaba proporcionar a sus fieles de los elementos básicos y necesarios para mejorar su calidad de vida cotidiana y espiritual.

Y es a través de algunos de sus escritos cuando mejor se puede reconocer el conocimiento acabado que este Siervo de Dios (SD) tenía de la región y su idoneidad para gestionar y encarar obras que permitieran sacar a sus  gauchos de la miseria material en la que por entonces vivían en Traslasierra.

¿Pero desde dónde llega el Padre Brochero a Traslasierra?

José Gabriel del Rosario Brochero es el cuarto de diez hermanos del matrimonio entre Ignacio Brochero y Petrona Dávila. Nació el 16 de marzo de 1840 en Carreta Quemada, un paraje próximo a Santa Rosa de Río Primero. Como huella de la familia Brochero, el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, cuenta con el registro de un censo en el que consta la inscripción del matrimonio y sus siete primeros hijos.

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Registros censales de la familia Brochero en el Departamento Santa Rosa. (AHP)

En 1866, Brochero se ordena como sacerdote y oficia su primera misa el 10 de diciembre el mismo año.

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Anuncio en diario El ECO de Córdoba. 11 de diciembre 1866. (AHP)

Según reza una copia del diario “El Eco de Córdoba”, en su sección Hechos Diversos, al mencionarse el acontecimiento se saluda “al joven sacerdote que formado al lado de otros ilustrados y virtuosos ha de saber comprender su elevada misión y colocarse sobre las miserias que nos rodean para predicar la verdad evangélica”. Vaya si esa salutación predecía, sin saberlo, la huella que el joven dejaría al comprender éste su misión evangélica.

En 1869 obtiene el grado de Maestro en Filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba, donde conoce a Miguel Juárez Celman, político que ocupó el cargo de ministro de Gobierno en la gestión de Antonio del Viso, fue más tarde gobernador de Córdoba, y presidente de la Nación. Con él cultiva una cercana amistad y encuentra en este funcionario un aliado para sus proyectos de transformación en la tierra de sus fieles.

Recién ordenado, y con 29 años, el Cura Brochero decide asumir la responsabilidad del Curato de San Alberto: territorio donde el cura ejercía su jurisdicción espiritual. Una vez instalado en Villa del Tránsito -desde 1916 renombrada como Villa Cura Brochero-, el religioso pone en marcha sus proyectos más ambiciosos y que hoy forman parte de los fundamentos en su proceso de santidad.

Un cura, un gestor

Brochero  no se caracterizó por un discurso teológico, más bien sus expresiones simples y cargadas de costumbrismo fueron un “método”, usado adrede, para llegar a los gauchos con su misión evangelizadora. Sus expresiones populares con los fieles no le quitaron firmeza en sus alocuciones con políticos, funcionarios y personajes de la alta sociedad. La intención era solo una: conseguir mejorar la vida sus serranos.

Fanático de los ejercicios espirituales de San Francisco de Loyola, basó su evangelio en la promoción de esta práctica entre sus  fieles de “tras la sierra”, como el Padre Brochero definía  en sus escritos a la región.  También el esfuerzo de este cura gaucho se empeñaba por conseguir educación, más trabajo para la región, caminos y hasta el acceso al agua. El historiador cordobés Efraín Bischoff, definió el interés de Brochero por conseguir beneficios para su curato como “continuas pedigüeñadas”, que en la clase política se veía como continuas insistencias.

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Hábil en su estrategia, en ocasiones, sabía que para llegar a las voluntades de funcionarios o personas influyentes de la sociedad, antes debía acercarse a sus esposas: a través de cartas entablaba amistades con estas mujeres que se mostraban más dispuestas a escuchar sus proyectos y de quienes esperaba que la influencia en sus esposos redituara en favor de sus feligreses.

Su gestión puede observarse en ciertos documentos en poder del Archivo Histórico de la Provincia (AHP) donde se denota que el uso del agua para el cultivo y el trabajo era una de sus preocupaciones. Solicitudes de licencias para crear tomas de agua utilizando el curso de los ríos del Valle, y pedidos de ayuda económica para la construcción de canales de riego, fueron algunos de los pedidos que de puño y letra les acerco a los gobernadores de Córdoba en las últimas décadas del siglo XIX.

Ejemplo de ello es la carta dirigida al gobernador Antonio del Viso, el 26 de febrero de 1880. En ella solicita el permiso necesario para extraer agua del Río Chico de Nono para regar un campo de su propiedad en Bajo del Molino, en inmediaciones a la ribera. En su texto se destaca su promesa de que “si alguna vez faltara el agua para las tomas que hay existentes, me abstendré de usar de ella dejando pasar la que baste para lo que hoy usan”.

Por tratarse del uso de tierras públicas, su pedido se eleva al Fiscal de Gobierno Escalante quien considera los antecedentes del Cura Brochero respecto a otras licencias otorgadas, y solicita al Ministro de Gobierno dictamine su autorización, la que se concede el 27 de febrero de 1880.

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Apoyo económico de la Provincia para la construcción del Acueducto conocido como «Los Chiflones» (AHP)

 

 

 

 

 

 

 

 

También una de sus obras de ingeniería más emblemáticas tiene registros en el AHP. El conocido “Acueducto Los Chiflones”, en cercanía a Las Maravillas tuvo una subvención de 500 pesos fuertes para su construcción. En su pedido, el Cura y Vicario del Departamento San Alberto, informa al gobernador Juárez Celman, que el canal demandará una inversión de un mil doscientos pesos: “no contando con más que recursos que los de mi propiedad, suplico a  V.E. se sirva de contribuir el Gobierno de la Provincia, con la mitad del valor mencionado, teniendo en vistas la gran importancia que dará la obra proyectada a toda una población llamada a ser de inmenso porvenir”, escribía Brochero.

Quien dudaría de su visión de progreso para las comunidades de “tras la sierra”. Como pastor que llevaba a sus devotos hacia la espiritualidad de sus almas, no dejó de velar por el bienestar que les permitiera a estos serranos salir de la pobreza y el olvido.