A 35 años del día en el que “un niño de 12” decidió honrar a sus héroes

Sin capa ni súper-poderes, ni grandes trajes, ni majestuosas naves. Para Gabriel, allá por 1982, la historia no se trataba de súper-héroes, sino de héroes: reales, de carne y hueso.

Conoció de ellos leyendo un semanario de la época que versaba sobre la historia de un hombre en combate, el Capitán Gustavo Argentino García Cuerva, primer caído de la Fuerza Aérea al intentar aterrizar en Puerto Argentino. La conexión fue tan inmediata como inexplicable, tratándose de un niño de apenas 12 años que difícilmente haya comprendido los alcances de la palabra guerra. Desde ahí, se propuso honrar el sacrificio de ese capitán guardando una parte de sus ahorros para entregárselos a su familia en cuanto le fuera posible.

Continuó entonces, durante el transcurrir del conflicto, amontonando cada par de monedas que encontraba por ahí y a las que reservaba un destino mucho más digno y supremo que alguna que otra golosina.

A poco de terminada la guerra, decidió escribirle a Pablo Marcos Carballo, aviador argentino que tuvo muchas misiones de combate en Malvinas, y a quien había conocido mediante la lectura del libro “Dios y los Halcones”. Para su sorpresa, no sólo que Carballo le respondió, sino que incluso pasó a saludarlo por su casa de Oliva con su cuadrilla de aviones Skyhaw. Desde ahí, tres o cuatro veces al año, muy temprano por la mañana, Gabriel lo esperaba ansioso sobre el tanque de agua, con una bandera entre sus manos, para responder al paso de este héroe de Malvinas.

En 1984 Gabriel viajó a San Luis para concretar un encuentro con Pablo, por lo que decidió llevar consigo los ahorros que desde el 82 había guardado para entregárselos a la familia del capitán García Cuerva. Pero Carballo lo sorprendió sugiriéndole que destinara ese dinero a solventar los gastos que le demandaría escribir cartas a las familias de todos los caídos, expresándoles su gratitud y acompañamiento.

Y así fue. Durante diez años, ininterrumpidamente, le escribió a cada una de las familias de los caídos en Malvinas. Algunos no respondieron; pero mucho sí. Entre ellos, la viuda del capitán García Cuerva, quien le entregó el primer objeto con el que contó el Museo: las caponas de gala de aquel aviador.

Durante largos meses, un poco de la historia de la guerra se reconstruía en cada carta que volvía, párrafos de tinta que recuperaban fragmentos perdidos, experiencias en primera persona que el capítulo Malvinas había trazado en cientos de familias. Pero casi como un devenir inevitable, ese vínculo sin rostro que había comenzado a tejerse necesito del encuentro cara a cara en quienes compartían la búsqueda del merecido reconocimiento a cada excombatiente y a sus familias. Fue allí cuando, en 1993, un almuerzo reunió a Gabriel con muchas de las familias con las que durante tantos meses se había estado escribiendo.

En aquel encuentro, Gabriel les contó a todos su intención de que esas historias de vida fueran preservadas en un lugar físico que simbolice todo aquello que la guerra representaba para cada uno de los que participó en ella. A partir de allí, comenzó a recibir documentación, efectos personales, fotografías y diferentes objetos que dieron origen al Museo Nacional de Malvinas, que hoy jerarquiza a la ciudad de Oliva y que da cuerpo a la memoria colectiva.

Un lugar donde cada objeto traza un puente con el clima de época que se trazó durante el conflicto, recuperando uniformes y cascos, balas, caponas de gala, tableros de avión, borceguíes y gorras, fotos, cartas y banderas argentinas, placas y cuadros. Un lugar en el que cada objeto tiene una historia, casi nunca anónima, que acortan distancias con aquellos años y que fortalecen la memoria tras los 35 abriles que los separan de esos días.

Actividades 2017

Este año, como cada 2 de abril, el Museo Nacional de Oliva tuvo a su cargo actividades de recuerdo y conmemoración que comenzaron el día sábado y que, esencialmente, buscan fortalecer el reconocimiento para cada uno de los héroes que participaron del conflicto.

Las acciones dieron incio el día sábado 1°, con una Muestra de uniformes utilizados en Malvinas. Más tarde, se realizó la Maratón Héroes de Malvinas organizada por el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Oliva.

En tanto, hoy domingo se presentó la Banda de Música del Museo Nacional Malvinas compuesta por 60 músicos; se trata de la recuperación de la vieja banda de los Bomberos Voluntarios que hacía 35 años había desaparecido. Por la mañana, también se recibieron donaciones y entregas de elementos donados por los Veteranos de Malvinas.