Sheila ya tiene su nueva habitación

La pequeña Sheila Guerrero es sinónimo de lucha. La viene peleando desde hace rato contra las fallas en sus riñones, pero no se da por vencida. Sigue guerreando, fiel a su apellido, junto a su mamá Fernanda, y por ello mejora a diario y renueva las esperanzas que le permitan soñar con postergar la diálisis, conseguir el tan necesario trasplante, y recuperar su salud. Vive en el barrio San José de la localidad de Unquillo junto a sus tres hermanos: Benjamín (4), Valentina (2) y Gael (7 meses). Es la mayor y, por ello, también el ejemplo para los más chiquitos.

Su casa es muy humilde y debido a las condiciones de higiene que exige su enfermedad -y una recuperación luego del eventual trasplante- necesitaba una nueva pieza y un baño para poder sobrellevar los tratamientos. En estos casos, contraer enfermedades suele ser muy peligroso para la estabilidad de los pacientes.

Por ello, desde el Ministerio de Desarrollo Social se decidió interceder para que la familia de Sheila pueda construirle su nueva habitación.

Con reiteradas ayudas económicas cuyo monto total llegó a superar los 60 mil pesos, la familia Guerrero pudo levantar las paredes, revocarlas, pintarlas, y colocar pisos de cerámicos. Además, compraron el tanque de agua, los elementos del baño y el mobiliario para el cuarto que la mayor compartirá con Vale, la otra niña de la familia.

Todo esto se comenzó a materializar desde el primer momento en el que el ministro de Desarrollo Social, Rodrigo Rufeil, se enteró del caso y se puso de inmediato a disposición de la niña y su familia. Los visitó a finales de diciembre y hoy, a poco más de dos meses, la casa de los Guerrero ya cuenta con un nuevo ambiente.

El último viernes, Rufeil y parte de su equipo volvieron a la casa de los Guerrero y quedaron muy satisfechos con la finalización de la obra, pero la asistencia no terminará allí: el Ministro les anunció que continuarán asistiendo a la familia para que logren terminar de remodelar el resto de la casa.

Cabe señalar que también fue importante el aporte por parte de la Municipalidad local, quien colaboró con la instalación de la luz y otros servicios, como así también la solidaridad de vecinos y amigos que donaron objetos para terminar de darle forma a la pieza de Sheila.

Pequeña-gran luchadora

Sheila convive con una insuficiencia renal crónica terminal, según los reportes médicos; y se atiende periódicamente en el Hospital de Niños de Córdoba. Su mamá Fernanda, a su vez, consultó a Ramón Exeni, un reconocido nefrólogo pediátrico de nuestro país. Viajaron a verlo a Buenos Aires en una escapada “relámpago” de un par de días -también con aportes económicos del Ministerio-, y de allí volvieron con nuevas esperanzas: Exeni fue cauto pero sugirió que existe la posibilidad de esperar por la diálisis y poder controlar la enfermedad con minuciosos cuidados alimentarios, con medicaciones rigurosas y buenas condiciones de higiene y limpieza. Todo ello hasta concretar el vital trasplante de órganos.

Sheila ya aprendió a lavarse las manos constantemente con alcohol en gel en el colegio —empezó segundo grado este año—,  y su mamá la educa para no comer “cualquier cosa”, algo difícil para una niña de su edad, pero a quien ni siquiera las golosinas le resultan más tentadoras que la posibilidad de tener su salud intacta. “Acá (por su casa) la puedo controlar, pero en la escuela es más difícil. Ella se está formando su propia responsabilidad en cuanto a la comida de acuerdo a lo que le enseñamos”, cuenta la mamá.

La consulta con Exeni también los sorprendió con otra noticia: la presencia de un trastorno llamado “acidosis metabólica” (un desequilibrio en al acidez de la sangre que Sheila arrastra desde su nacimiento) que bien puede ser la “punta del ovillo” para entender el por qué de su insuficiencia renal. Las complicaciones existen y se siguen de cerca, pero Sheila ya se convirtió en una “reina” para todos, tal y como describe su mamá refiriéndose a cómo la reciben cada vez que va a consulta, sea en el hospital local o provincial.