Luz Aquilante: “Cualquier mujer puede ser líder”

“Cualquier mujer puede ser líder. Hay distintos tipos de liderazgo y debemos trabajar en la autonomía de las mujeres. La autonomía física, económica y política es todavía un desafío”, señala Luz Aquilante, Licenciada en Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Córdoba y miembro especialista en género del Instituto de Formación, Capacitación e Investigación de las Mujeres (IFCIM) en el Consejo de la Mujer en Córdoba.

Cordobesa y mamá de una nena de cuatro años, Aquilante coordinó durante cuatro años la oficina de la Entidad para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Argentina.

En relación a esa experiencia, destacó que fue un trabajo muy desafiante pero a la vez gratificante: “Estuve desde el año 2010 hasta enero del 2014 coordinando el área programática de la entidad, trabajando en temas como violencia contra las mujeres, participación política, el empoderamiento de la mujer en lo económico y político para poder brindarles herramientas para que puedan ser independientes”.

Habilidades blandas

La especialista reconoce que para ser una líder se requieren ciertas habilidades que van más allá de la educación formal. Son habilidades blandas “como la capacidad para manejar equipos, gestionar el tiempo; la capacidad para comunicarse y establecer alianzas, saber escuchar al otro y poder detectar sus intereses”, indicó.

Asimismo, manifestó que hay que poseer “convencimiento y conciencia de género”, remarcando que cualquier persona puede asumir posiciones de liderazgo, haciendo hincapié en que “las mujeres que acceden a ciertos cargos políticos están llegando a lugares que antes eran ocupados sólo por hombres, entonces tienden a copiar y a asumir un tipo de liderazgo masculino”. En ese sentido, reforzó la necesidad de “empezar a pensar en un liderazgo que nos sea propio en donde cada una pueda encontrar su forma de liderar”.

Empoderamiento económico

Una de las áreas en las cuales Aquilante trabajó desde la ONU es el empoderamiento económico, es decir, la potenciación de las mujeres para poder progresar y avanzar en todos los ámbitos.

“Empoderar es potenciar las herramientas que cada una tiene internamente. Tiene que ver con las capacidades para ejercer nuestros derechos y disponer de recursos y oportunidades para elegir. Sin embargo, para que una persona pueda ejercer efectivamente sus derechos debe vivir libre de discriminación, coerción y violencia. Nos permite reflexionar sobre el modelo social hegemónico basado en el predominio de lo masculino sobre lo femenino. Debemos cambiar ese modelo que fomenta la discriminación y la violencia. El dominio de hombres sobre mujeres. Cambiar una mirada, mirar el mundo de otra forma”, explicó la especialista.

Igualdad de género

La igualdad de género implica que tanto hombres como mujeres tienen que recibir los mismos beneficios y deben ser tratados de la misma manera.

“En materia de igualdad de género todavía nos falta mucho. Si nos comparamos con otros países de América Latina podríamos decir que estamos mucho mejor. Tenemos legislación que promueve el progreso de las mujeres, tanto a nivel país como a nivel provincial. A modo de ejemplo, la Ley Nacional de Cupo sancionada en 1991, con la cual se logró que las mujeres llegaran a ocupar más del cero por ciento de cargos a nivel legislativo; la Ley Integral 26.485 en materia de violencia de 2009; la Ley de Trata nacional y la Ley de Trata de Córdoba, entre otras”, expresó Aquilante.

En cuanto a la provincia de Córdoba, explicó: “Tenemos una ley de participación equivalente, lo que nos muestra una paridad; es decir que un 50 por ciento de los cargos públicos pueden ser ocupados por mujeres, lo que representa un avance enorme”.

Con respecto a las oportunidades de las mujeres para poder acceder a puestos de mayor jerarquía, sostuvo que para ellas es mucho más difícil llegar a ocupar cargos altos en el ámbito público. “Existe el famoso ‘techo de cristal’ que a las mujeres les cuesta mucho superar”, concluyó.

Modelo cultural

La violencia de género no sólo debe pensarse como la violencia física. Muchas veces las mujeres sufren violencia psicológica en el trabajo, en la casa, en la calle.

La prevención es una de las herramientas que destaca Aquilante. “Estamos en un modelo cultural que promueve violencia contra las mujeres de manera permanente. En todos los ámbitos: en la calle, desde el piropo de mal gusto hasta el acoso sexual en el transporte público, llegando a las violaciones. Creemos que hay todo un modelo cultural que tenemos que desarmar y que hay que empezar por ahí. Previniendo, trabajando en las escuelas con las docentes, con los chicos. No hay que empezar en la adolescencia, sino un poco antes. Ver cómo estamos educando, pensar qué modelos de hombre y mujer les estamos transmitiendo a nuestros hijos e hijas”.

Desde el Instituto de Formación, Capacitación e Investigación de la Mujeres (IFCIM) del Consejo Provincial de la Mujer se trabaja en materia de sensibilización y prevención de la violencia contra la mujer, haciendo foco en vínculos saludables para ir sembrando en todos el cambio cultural.