La historia de Elizabeth, a quien el Plan Vida Digna le cambió la vida

Elizabeth Molina tiene sólo 39 años y ya es abuela de Uriel. Esta cordobesa de barrio Ampliación Renacimiento es una de las tantas beneficiarias del Plan Vida Digna Familia Feliz, que administra el Ministerio de Desarrollo Social de Córdoba.

Ella y su familia lograron construir, a fines de 2017, una habitación más en su casa gracias a la obtención de este crédito a tasa cero.

Elizabeth, su pareja Cristian Britos, sus hijos (Maira, Evelyn, Agustín y Luciano) y el pequeño Uriel estaban hacinados. Llegaron a dormir cinco de ellos en un mismo dormitorio.

Ahora, con un dormitorio más, viven de manera más confortable. Maira y Evelyn comparten un cuarto junto con Uriel; Agustín y Luciano, otra habitación; y Elizabeth y Cristian, la restante habitación.

Desde 2006, la familia reside en una casa de calle Cangallo que forma parte de un plan de vivienda provincial.

Cuando esta vecina de Ampliación Renacimiento recibió del Ministerio de Desarrollo Social la primera cuota de este crédito reintegrable a tasa cero, tenía como meta construir un segundo baño para su casa, ya que el único que había era insuficiente para los siete miembros de la familia.

Pero después cambió de idea y optó por construir otro dormitorio más. “Mi preocupación era que mis hijos estuvieran más cómodos: que mis hijas ocuparan una habitación y los varones, otra”, comentó Elizabeth.

Hoy, esta mujer no puede disimular su felicidad. “Seguimos con un solo baño, pero ahora tenemos tres dormitorios; ver terminada la habitación fue hermoso; es un avance grande, estamos felices y vivimos mejor”.

Los inicios

Para llegar a esta realidad, Elizabeth consultó -a principios de 2017- en el Ministerio de Desarrollo Social. Luego, asistentes sociales constataron la situación de su familia, observaron que no tenía los medios económicos suficientes para construir y dejaron sentado que necesitaba ampliar su casa con ayuda del Estado provincial.

“En marzo de 2017 me entregaron la primera cuota y en mayo, la segunda”, recuerda.

Luego explica: “Cuando me dieron la primera cuota, Cristian -que es albañil- compró los materiales, le pidió ayuda a sus hermanos y empezaron a construir; luego vinieron las asistentes sociales a verificar que la obra había arrancado”.

Los hijos de Elizabeth ayudaron a Cristian los fines de semana, cuando no debían concurrir a la escuela.

La mujer estaba tan ansiosa cuando se enteró que obtendría el Vida Digna que, por sí misma, decidió empezar a cavar, con pico y pala, en un terreno del fondo de la casa. “Aún no tenía los materiales y al ‘tuntún’ comencé a cavar para que ahí se hicieran los cimientos del nuevo dormitorio, y también hice la mezcla; Cristian se sorprendió por mi impaciencia, pero le ahorré trabajo”, cuenta Elizabeth entre sonrisas.

“Para nosotros fue una gran ayuda del Gobierno este plan Vida Digna; nos hacía falta”, expresa.

Elizabeth estaba sin empleo, pero en mayo último consiguió un trabajo como niñera en barrio Maipú. Además, se dedica a la costura y, con esta actividad, tiene varios clientes en Ampliación Renacimiento.

“De acá en más, nuestra prioridad es arreglar humedades en el baño; más adelante veremos si podemos construir otro baño”, concluye.