Ana, la enfermera del Misericordia que se casó en el hospital

Ana Charras es enfermera desde hace 25 años en el Hospital Misericordia. Durante todos estos años vivió experiencias que dejaron una huella en su interior, entremezclando momentos difíciles, alegrías, desafíos y satisfacciones profesionales y personales.

El viernes vivió otro momento que seguramente recordará por el resto de su vida: se casó en la capilla del hospital con Diego Casas, su pareje desde hace 13 años. Pese a que el hospital cumplió 93 años, hasta el momento la pequeña capilla había estado reservada a plegarias para los  enfermos, misas, bautismos y alguna comunión.

A primera vista nada parecía alterar el ritmo cotidiano del hospital. Los turnos se cumplen en horario, el ritmo de las consultas no decae y en los pasillos se ve el ir y venir del personal y los pacientes. Sin embargo, flota en el ambiente la emoción ante la inminencia del primer casamiento en la pequeña capilla.

Es que la historia de esta mujer está asociada al último cuarto de siglo del centro asistencial, al que ingresó a los 22 años. En todo ese tiempo, pasó por distintas áreas, atendió a niños que vio crecer hasta ser adultos, vivió la creación del nuevo edificio y actualmente es supervisora de enfermeras de la Guardia.  “Soy de una generación que entró con ganas trabajar, aportar y mejorar”, recuerda.

Para ella una palabra resume la esencia de este trabajo: humanidad en el trato. “Sabemos que hay personas que nos entregan su vida, que creen que somos sus ángeles. En algunos casos, somos también madres, hermanas y amigas (de los pacientes). No en vano el hospital se llama Nuestra Señora de la Misericordia”

Una expresión de afecto es tan importante como la atención profesional y los cuidados médicos. “(Aunque) El diagnóstico está hecho, los medicamentos hacen lo suyo, la ciencia hace lo suyo, la palabra de un enfermero puede transmitir al paciente que se siente querido, respetado y acompañado. Esto ayuda mucho”, explica.

Carola Mazzochi, una de las enfermeras más antiguas, todavía recuerda cuando Ana llegó al hospital.  “Yo la recibí, entró muy jovencita, vestida de blanco, todo pomposa”. A ella le tocó formarla y luego el trabajo diario hizo que fueran compañeras y amigas. “Es una líder nata y hoy es supervisora de su servicio”, dice. Claro que no todo fue una historia rosa; hubo también momentos duros, como la muerte de un ser querido en el hospital o el episodio de violencia de género que vivió la propia Ana de parte su ex marido, lo que gracias a la intervención de Carola no termino en tragedia.

“Para nosotros –continúa – es un acontecimiento histórico. Nunca se había festejado un casamiento. Conozco su familia y sus hijos. Así como hemos tenido dolores, tratamos de acompañarnos entre nosotros. Esto es una fiesta para nosotros, nos hemos vuelto a unir, cada uno ha colaborado con algo”.

Ana y su pareja, que ya están casados por Civil, tienen dos hijos, uno de cinco y una nena dos años. La enfermera relata que fue su pareja la que le pidió que se casaran por iglesia y además le insistió que lo hicieran en la pequeña capilla del sanatorio. El rito representa la unión bajo el sacramento de la iglesia católica pero además significó la conversión de Sergio a este credo, para lo cual fue bautizado y recibió la comunión el mismo viernes.

En un principio, iba a ser una ceremonia breve, pero cuando la novedad fue difundiéndose en el hospital, los compañeros de Ana comenzaron a organizar un agasajo sorpresa. El secreto duró poco, como suele suceder en los lugares donde la gente pasa muchas horas juntas y comparte experiencias de todo tipo. Así, luego del sí en el altar, médicos y enfermeros homenajearán a los recién casados en el patio del hospital.

Antes de todo, Ana le pidió una audiencia al director, Fernando Ulloque, para contarle el plan y solicitarle autorización. Pasada la sorpresa inicial por el pedido de la supervisora de enfermeras, Ulloque dio el visto bueno para la ceremonia.

“Este es un hecho inédito, pero no es casual. Va de la mano con la esencia del hospital, que es el sentido de pertenencia que tienen los agentes. Pasan más tiempo acá que con sus familias. De algún modo, en este ámbito formamos una familia ampliada, esto le da sentido al trabajo y nos llena de orgullo”, dijo el director antes de la boda.