Cocinando una vocación

Cuando empezó la carrera de cheff, Ángel Cabanillas nunca imaginó que la vida pudiera depararle tantas sorpresas. Con algún conocimiento traído de su casa y la asignatura pendiente de terminar el secundario, muy pronto la cocina se transformó en un reducto mágico donde dar rienda suelta a la creatividad combinando sabores con aromas.

Su tía le acercó la información del Programa «Confiamos en Vos», y Ángel se animó a inscribirse. De las opciones, eligió estudiar cocina en el Ipet 48 Presidente Roca. Con lo que había visto cocinar en la casa y su instinto en el manejo de las especies, rápidamente se transformó en uno de los alumnos destacados.

Ese mérito le abrió las puertas del restaurante San Honorato en barrio General Paz, uno de los establecimientos gastronómicos para prestigiosos de la ciudad, cada vez más elegido por cordobeses y extranjeros a la hora de programar un almuerzo o una cena elegante.

Y un día la sorpresa fue mayor: a los 22 años, tuvo la suerte de que Narda Lepes, la famosa cocinera que él tantas veces vio por televisión, fuera su coequiper en la preparación de uno de los platos que iba a ser degustado nada más y nada menos que por los comensales del lugar.

El encuentro con Narda Lepes no sólo fue una hermosa experiencia para Ángel, sino también para la cheff, quien destacó que le sorprendió la mirada atenta de Ángel puesta en cada plato. “Hoy cuando entré, la primera persona que ví fue a Ángel, y lo que más me llamó la atención fue la sonrisa y la mirada” señala Narda, y agrega: “Lo que ví en él es alguien que le gusta lo que está haciendo y el lugar en donde está”. Como un consejo, le dijo a Ángel: “Cuando no tengas ganas de hacerlo más, recordá que el otro día es otro día. Hay días que sale todo mal, pero después vienen los días en que sale todo bien y te gusta lo que haces”. También elogió el restaurante, especialmente por la atención en los detalles y la prolijidad al servicio del comensal. Para Ángel, San Honorato es perfecto. Eso sí, cuando le preguntan que le faltaría a este ambiente culinario para que fuera más que perfecto, responde sin pudor: «Yo pondría un poco de cuarteto».

Un talento innato

Al hablar de sus “especialidades”, Ángel confiesa que entre los platos que mejor le salen están las costillas de cerdo. Oriundo de barrio San Roque, reconoce que hasta hace poco era uno de los denominados «ni-ni», como se define a los jóvenes que ni trabajan ni estudian. Pero eso no era para él. Tenía aspiraciones, y fueron ellas las que lo llevaron a anotarse en el «Confiamos en Vos». “Si uno busca lo que quiere, lo encuentra», sentencia Ángel con una sonrisa amplia.