Impulsan código de buenas prácticas comerciales

El Ministerio de Industria, Comercio, Minería y Desarrollo Tecnológico aprobó el código de buenas prácticas comerciales, iniciativa que apunta a promover la competitividad y la profesionalización del sector comercial para mejorar la atención al consumidor.

Con la firma del ministro Martín Llaryora, la resolución N° 20 publicada ayer por el Boletín oficial especifica los alcances de la medida, que entre otros aspectos promueve la buena atención al cliente, información precisa sobre la transacción, protección de datos del cliente, facilitar cambios y devoluciones de productos, entre otros.

El proyecto original elaborado por la Cámara de Comercio de Córdoba, fue supervisado por el Colegio de Abogados y por organizaciones de defensa del consumidor.

Aunque la adhesión será voluntaria, la intención es impulsar una amplia participación de los comercios, ya que además del beneficio que supone para los consumidores, está norma apunta a “mejorar la gestión comercial y los standards de calidad”, según lo indicado por Llaryora en la presentación de la iniciativa, en abril pasado.

En tanto, en los próximos días el ministerio definirá el mecanismo de adhesión para luego iniciar un cronograma de capacitación a comercios y empleados, según lo previsto en el proyecto.

Los negocios que participen recibirán una calcomanía que acreditará la aplicación de las buenas prácticas, para lo cual previamente el Ministerio de Industria certificará el cumplimiento de las pautas previstas por el código. Además se requerirá que las firmas estén inscriptas en el Sifcos.

Claves

Entre sus fundamentos, la resolución apunta que “la creación de un código de buenas prácticas comerciales encuentra su fundamento en el compromiso ético que los comerciantes como responsabilidad social para aportar al bien común general, a la relación comercio – consumidor en particular y a la profesionalización de la actividad”.

“Desde el punto de vista funcional se lo concibe como un sistema que se sostiene en el compromiso y no en la obligación; es ético y contempla incentivos”.

“Una herramienta válida para los comercios de formato tradicional, a los que les posibilita rescatar y potenciar la atención personalizada y la consideración al cliente”.